Con admiración, felicidad y muchísimo cariño miro hoy a mi bebota… la que no esperábamos hasta 6 semanas después y decidió romper todos los esquemas y darle la bienvenida a un mundo que era nuevo para todos.
Una semana conviviendo con ellos en neonatos nos enseño lo que de verdad es luchar. Lo que es pelear por la vida con tan solo 500gramos de peso, lo que es tener fuerza para respirar y crecer repleto de tubos y cables pero teniendo el mejor de los gestos cuando papá o mamá con lágrimas cruzan esas puertas…
En ningún plan de embarazo está el supuesto de dar a luz y no hacer piel con piel, no estar con tu bebé en la habitación, irte del hospital con las manos vacías o llegar a casa y tener la cuna vacía. Ninguna familia está preparada para eso. Y, es ahí donde vuelve la fortaleza, esa que tenemos tanto bebé como familiares escondidas tan adentro que te hacen sonreír y llorar de felicidad ante el mínimo progreso diario.
Por que nunca fue tanta fiesta engordar 30 gramos, tomar un bibe de una sentada aunque sea de 40ml… la humanidad te abraza entre todas las madres que lloran junto a las cunitas. Testimonios que te ponen la piel de gallina, momentos vividos por cada uno que lo único que hacen es demostrar una vez más la fuerza que tienen estos bebés, que en muchos casos pasan por operaciones de urgencias, sustos varios y ahí están, perfectos, chiquitines pero fuertes como el que más.
Hoy recuerdo esa semana, por suerte una sola semana, en un lugar único, especial y donde el amor es un medicamento extraordinario que brindan familiares, equipos, familia vecinas y que hacen de estos bebés… súper bebés!
¡Feliz día mundial del bebé prematuro!
María P.
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