Adiós selfie, hola facepalming y photobombing

Hollywood es la meca del cine, la industria audiovisual más poderosa, la tierra donde tus sueños se pueden hacer realidad y, también, una auténtica fábrica creadora de tendencias. Porque, además, si la moda no ha nacido allí, se la adjudicamos (adjudican) con total naturalidad. Cría fama y échate a dormir.

Lo penúltimo, los selfies (¿fueron ellos? ¿who knows?), que alcanzaron su clímax con aquel que se hicieron una docena de actores y actrices con la anfitriona de la gala de los Oscars, Ellen DeGeneres, y que barrió en las redes sociales.

Esto ocurrió hace apenas unos meses y hasta anteayer nos seguíamos haciendo selfies de una manera compulsiva. De hecho, muchos estarán en este mismo instante dándole al autoreverse de la cámara para retratarse solo en la playa, solo en la montaña, solo por la calle, acompañado en el autobús, con su mascota en el parque y así me podría tirar hasta principios del otoño. 
Bueno pues que sepas que estás pasado de moda (renovarse o morir, gritaba un slogan publicitario hace unos años). Lo último se llama facepalming y photobombing. Casi nada. Lo primero se podría definir como «la acción de plantar tu mano en la cara del compañero o compañera» y los segundo sería lo que toda la vida ha sido «la aparición en el último momento del graciosillo de turno para fastidiar la foto».

Y para que lo entendáis mejor, voy a poner más ejemplos gráficos.

¿Ya sabéis a lo que me refiero, no? Pues nada, a no perder más el tiempo y a renovarse. Adiós selfie, hola facepalming y photobombing.

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