Nairo Quintana, the especial one

Saltó al centro del huracán mediático durante el año 2013 cuando en el Tour de Francia se hizo con dos maillots, el de la Juventud y el de la Montaña, y casi consigue el tercero, el más importante, el amarillo. Se quedó segundo. Y tenía 23 años recién cumplidos.

Pero Nairo no es sólo juventud, es mucho más:

1. Es una estrella, una de esas figuras mediáticas que necesita este maltrecho deporte para ser seguido por la audiencia. Después de tantos casos de doping (con Lance Armstrong a la cabeza), gente como Nairo Quintana es necesaria en el pelotón.

2. Es una estrella, pero es humilde, discreto, nada fanfarrón. No como otros… Armstrong, sin ir más lejos.

 

3. Pertenece a esa clase de ciclistas que dan espectáculo, esos escaladores que cuando la carretera se empina, su cara les cambia, parece que se relaja y no tiene miedo a atacar, que es al final lo que crea afición, la batalla en los picos más elevados. Porque a los ciclistas y a sus aficionados, nos gusta la épica.

4. Su estilo subiendo puertos de primera categoría es especial, muy característico del colombiano. Una mezcla entre Induráin y Ullrich, que eran más de pedalear sentados, y Pantani, que difícilmente se sentaba. Y dicen que en el término medio está la virtud.

5. Mención aparte para la comparación con el Chava Jiménez. Le idolatraba (lo sigo haciendo). Creo que ningún ciclista me ha pegado tanto al sofá como lo hizo el abulense. Nadie. Ni Miguelón en sus mejores momentos (bueno, quizá sí). Pero lo que hizo el de El Barraco no se lo he visto hacer a nadie. Y Nairo es un poco así. Creo que aún le falta explosividad, pero le sobra de lo demás. Y sin ella, está arrasando por donde va.

6. Miguel Induráin ganó su primer Tour con 27 años y Armstrong con cerca de 28. Nairo aún tiene 26.

7. Ningún latinoamericano había conseguido a su edad lo que él ha logrado. Ninguno. De hecho, sólo uno ha ganado una de las tres grande vueltas por etapas. Y fue su paisano Lucho Herrera el que se alzó con el (por aquel entonces) maillot amarillo de la Vuelta a España de 1987.

8. Y ama sus raíces.

Pues sí, Nairo es especial.

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