Los sabiondos del fútbol español le querían enmendar la plana al seleccionador Luis Aragonés, un luchador, un resucitador. Tras el 4-0 de España a Ucrania y el festival de la Selección Española como mejor equipo del mundial de Alemania, hasta el momento, hoy ya no tiene mérito decir el «vamos a ganar el mundial» que coméntabamos muy convencidos hace tan sólo unos días.
Nunca España había estado rodeada de tanto escepticismo. Tras el partido con Ucrania, los titulares de los periódicos han cambiado de «la eterna aspirante» (la selección española) a, por ejemplo, «España, deslumbra» (El País), «España debuta con la mayor goleada del mundial» (El Mundo), «España, convence, arroya y golea…» (ABC), «Enormes» (AS), «Goleada de ilusión» (Marca)
Luis Aragonés, el mejor activo de la Selección Española
Luis ha ido con las ideas claras. Ha puesto en el banquillo a Raúl. Ha repensado hombre por hombre cada palmo del terreno de juego. El resultado un equipo cohesionado, integrado, con capacidad de hacer juego, seguro de lo que hay que hacer.
Todavía me acuerdo de Luis en su etapa de jugador con el número 9 a la espalda en el Atlético de Madrid. Si ser del Atlético forja personalidades, el consiguió triunfar además: ligas, pichichi, copa del Rey.. Y la gloria al disputar la final de la Copa de Europa contra el Bayern de Munich en la que el propio Luis marcó un gol. Pero lo que más me ha impresionado de Luis Aragonés ha sido su fecunda y extensa experiencia como entrenador. Equipos que recogía en malas condiciones y los revivia: ha dirigido un total de 757 partidos de Primera división, un respeto.
Chapeau Luis, estás apartando a la selección de la gilipolleces de la que ha estado rodeada tantos años.