Caddy Adzuba, el poder de la palabra frente a la barbarie de la violencia sexual

Hay mujeres que luchan un día y son buenas. Hay otras que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenas. Pero las hay que luchan toda la vida. Esas son las imprescindibles.

 

 

Si alguien mereciera esa variación de la famosa cita de Bertolt Brecht esa es Caddy Adzuba. Su mirada viva y transparente y una sonrisa que ilumina a quien la recibe no nos permiten visualizar todo el horror que se esconde tras sus pupilas.

Caddy Adzuba, premio Principe de Asturias de la Concordia 2014, alza la voz, en Occidente y también en su país, la República Democrática del Congo, para denunciar la brutal violencia que sufren las mujeres allí. Y así se juega la vida: día tras día.

1. Una voz valiente

Habla despacio, con la elegancia de quien sólo cuenta la verdad y no busca compasión sino compromiso. Su país vive desde hace más de 30 años una guerra civil silenciada, un conflicto político, étnico y religioso al que se ha sumado ahora la competencia por el coltán, un mineral escaso y esencial para fabricar los teléfonos móviles. Además , la República Democrática del Congo, está considerado por la ONU como el peor lugar del mundo donde nacer una mujer. Quienes hacen la guerra han hecho de la violación de las mujeres su principal estrategia.

2. Siempre en busca de la justicia

Licenciada en Derecho, Caddy Adzuba de niña quería ser juez para poder poner en su sitio a los rebeldes que cometían violaciones, aunque al final se decantó por el periodismo, porque si no hay gente que informe “no hay conflictos”. Con sólo 34 años, esta periodista congoleña ha sido testigo de verdaderas violaciones de los derechos humanos. “Tras la II Guerra Mundial no se conocen atrocidades como las de la República Democrática del Congo”, dice, y cuenta la historia de una mujer que tras ser violada se aferraba a un saco con los restos mortales de sus cinco hijos. Miembro de la Asociación de Mujeres de Medios de Comunicación del Este del Congo, ha promovido distintas alegaciones a la Corte Penal Internacional y al Senado de Estados Unidos, denunciando las violaciones de las mujeres en su país. Actualmente trabaja en Radio Okapi, emisora de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas, donde denuncia las torturas y violaciones de las que son víctimas las mujeres y las niñas congoleñas, y promueve su reinserción en una sociedad en la que son repudiadas por ello.

3. Contra los señores de la guerra

Durante 32 años de dictadura el país avanzó a través de la economía informal que lideraba la mujer. Las mujeres eran las que llevaban la sociedad sobre sus hombros, el centro de la familia, el corazón del país. Los hombres de la guerra entendieron que si destruían a las mujeres rompían las familias y la posibilidad de que el país avanzara. Y lo hicieron de la forma más humillante posible. La violencia sexual. ¿Por qué la violencia sexual? Porque el sexo sigue siendo un tabú y la mujer al ser violada es repudiada por la comunidad, afectada física y psicológicamente. Queman sus casas, matan a sus hijos, les obligan a violarlas, las torturan y destruyen sus cuerpos. Algunas necesitan hasta 15 cirugías. Caddy las rescata, las lleva junto a su amigo el doctor Denis Mukwege, nominado al premio Nobel de la Paz, que se ha convertido en el principal experto del mundo en la forma de reparar el daño físico interno causado por la violación en grupo. Después  les procura ayuda psicológica y espiritual, y un sustento para sus vidas.

4. Reconocida internacionalmente

A Caddy le sobran reconocimientos internacionales, los cuales aprovecha para elevar su discurso en la búsqueda global a la solución de una problemática en la que los países occidentales tienen mucho que decir. Su arrojo y la repercusión social de su trabajo le han valido numerosos reconocimientos. En 2014 fue distinguida con el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia, como símbolo de la lucha pacífica contra la violencia que afecta a las mujeres, la pobreza y la discriminación, a través de una labor arriesgada y generosa.

5. La mujer es el sexo fuerte

Su trabajo junto a las mujeres ha demostrado que a pesar de haberlo perdido todo y haber sido masacrada, la mujer es capaz de reconstruirse así misma. Como Caddy ha manifestado en tantas ocasiones, las mujeres congoleñas están cansadas de conferencias internacionales y promesas. Han pedido justicia y han recibido silencios y burocracia lenta. Pero han pasado de ser víctimas a ser protagonistas de su vida: “este es el camino de la esperanza”. Ellas no quieren ser víctimas toda la vida. “Sufrir violencia sexual no es el fin del mundo. Pueden tardar hasta 15 años en entenderlo, pero al final ellas han visto su fuerza y su poder”, asevera la activista, quien no duda en tachar al género femenino como el sexo fuerte, y no el débil, como es habitual escuchar. A su juicio parte de la reparación del daño y de la recuperación de las mujeres pasa por la participación política y por la condena de los responsables de esta masacre de género. “Ellas son la fuerza que puede cambiar África. Las mujeres pueden cambiar el mundo”.

Si quieres ayudar a Caddy Adzuba en su labor de recuperación de mujeres y niñas víctimas de violencia sexual RD El Congo colabora con las pulseras solidarias Women4Change de la Fundación Esperanza Pertusa de Gioseppo. Visita w4c.es


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