Los MOOCs son una innovación disruptiva (aprendamos la lección)

Los MOOCs  deberían ser interpretados como una innovación disruptiva. Pero las universidades solo vemos una demanda masiva y un potencial negocio. Con esta óptica es posible que las respuestas más efectivas se den desde fuera de la universidad. He aquí una larga reflexión a la que me comprometí con los alumnos de Smart University 2.0 (Curso UIMP sep.2014).

Los MOOCs nos están enviando señales importantes.  Puede que este fenómeno vaya más allá de la universidad tal como hoy la concebimos. Quizás nos ayude a comprenderlos mejor si admitimos que son un producto característico de lo que podríamos llamar el ecosistema de Internet y la «generación Z». Los MOOCs -al menos desde la perspectiva de su demanda masiva- no sólo están más cerca de la Khan Academy o Wikipedia que de la universidad actual, se nutren de la cultura del autoaprendizaje y ocio ligados a Youtube o al vídeo en general, de la interacción de las redes sociales, o la gamificación... Esto no es nuevo. Nos lo han indicado bastantes especialistas de forma reiterada, aunque quizás no hacemos suficiente caso a la hora de responder al fenómeno.

Digamos que el ecosistema de Internet está mandando señales a las universidades -y a todos- del máximo interés. El mensaje principal: no se trata de «hacer cursos» sino de diseñar y construir otra forma de aprender y transmitir conocimientos.

MOOCs en Europa y liderazgo de España: poner foco no en la cantidad sino en la demanda disruptiva

Las señales que emiten los MOOCs

 

1. Cuando cientos de miles de estudiantes se matriculan masiva y globalmente en Coursera, Edex,  Miriadax o Unimooc nos están diciendo algo.  Ya lo he comentado otras veces  e insisto, es como un «grito digital»: ¡¡eh estamos aquí, somos muchos y somos una generación que queremos y necesitamos aprender online !!
2. Cuando sólo logramos que únicamente el 10% del total -o incluso menos- completen los MOOCs, los alumnos mayoritariamente nos están advirtiendo: «No es esto lo que queremos» («ni lo que esperábamos de un medio como Internet»). Más tarde retomaré esta cuestión.
3. Cuando empresas tecnológicas, hijas del ecosistema de Internet, como Google, utilizan la metodología MOOCs (para formación interna y externa) se guían por «engagement» y «effectiveness«, hacen una analítica exhaustiva del comportamiento del usuario. Su tasa de éxito pasa de nuestro modesto 10% al más plausible del 50%.  Son empresas que tienen como icono sagrado la user experience, técnicas A/B, optimización de diseños responsive.  Emplean las mejores métricas y analíticas para desarrollar productos de éxito para los usuarios.

El enfoque de los MOOCs por las universidades

En general, pienso que las universidades están enfocando los MOOCs de una forma errónea. No hay nada reprochable. No hay mucha diferencia entre la incapacidad de The New York Times, Le Monde o El País para entender el lenguaje y la estrategia digital,  de la que también manifiestan Stanford u otros grandes santuarios universitarios respecto a los MOOCs.Cierto que hay visionarios capaces de comprender que está ocurriendo (recomiendo escuchar al Rector de la Open University Martín Bean). Pero también ocurre que el empuje de estos visionarios es a veces contrarrestado por una cultura universitaria imperante que tira en la dirección contraria.Ya me he referido a esto alguna vez.

De hecho, nos hacemos muchas preguntas acerca de los MOOCs (ver imagen de abajo), pero no profundizamos sobre su naturaleza y significado disruptivo.

MOOCs: interpretando el interés masivo de los alumnos

Voy a ocuparme de los tres puntos que he mencionado más arriba.La matrícula masiva de estudiantes, está llevando a las universidades a una absurda carrera de producir y colocar cursos en plataformas muy diversas. En la mayoría de los casos se «envasan» cursos con contenidos tradicionales, en vídeos tradicionales, con evaluaciones tradicionales… Y las universidades casi se jactan de la forma fabril con la que llenan repositorios, hacen vídeos por un tubo  y montan «fábricas de MOOCs» (ver Los materiales docentes tradicionales no sirven para los MOOCs)

Quizás el objetivo más importante no es estar en decenas de plataformas o escaparates MOOCs.  Lo más importante para cualquier universidad sería aprender a innovar en clave digital, profundizar en la metodología y las herramientas digitales, y en todo lo demás, incluida la analítica, la identificación de necesidades  la visibilidad en ese entorno, etc.
A mi modo de ver una universidad que interpretará bien la «señal» del interés digital de los estudiantes debería poner foco en tres cosas:
  • Cómo innovar en los métodos digitales (software, herramientas móvil, gamificación, vídeo ). Se trata de utilizar las herramientas avanzadas para personalizar la educación, reutilizando  materiales abiertos existentes, generando nuevos productos con alto valor añadido, creando alianzas y redes….  Puede ser más revolucionario crear itinerarios para nuestros alumnos que colocar MOOCs no competitivos en Coursera.
  • Cómo enlazar la enseñanza presencial y la digital. Esto es, cómo explotar los «recursos MOOCs» en las clases presenciales. Será la forma de evitar una creciente brecha entre ambos tipos de enseñanzas y desde luego revalorizar las clases presenciales «reinventándolas» a favor pensamiento creativo, el trabajo en equipo y la proactividad en general.
  • Conocer las necesidades del mercado de trabajo, como hibridar conocimientos que tienen valor para las empresas, y en un mundo tan cambiante dar una formación continua flexible y competitiva. Aprender a profundizar en la analítica de los usuarios, sus necesidades.. Incluso he dicho frecuentemente que las universidades deberían «obsesionarse» por conocer a sus usuarios.
MOOCs vs clase presencial: fusión

 

MOOCs: interpretando porque los estudiantes matriculados masivamente no los enganchamos

Hay aproximadamente un 90% de estudiantes que sistemáticamente nos dicen NO. No me gusta, no me engancha, no lo puedo seguir.. .¿Podemos mejorar estas cifras? A todas luces, sí, debemos mejorarlas. De lo contrario tendremos un problema. Sé que hay opiniones complacientes. Hoy mismo leo en Forbes un articulo con el  título «MOOCs, finalización no es importante«. Admito que hay otros beneficios e intereses más allá de la conclusión y certificación de un curso. Pero en ese 90% de «desertores» sigue habiendo «voces» que nos indican que esperan otra cosa de una enseñanza digital. En otras palabras, en este tema a las universidades y a los universitarios nos conviene ser autocríticos.
Los estudiantes son digitales, se integran en un entorno digital que es una extensión natural de su hábitat y cultura. Las universidades son analógicas y utilizan los recursos digitales como un recurso más. No son suficientemente sensibles o receptivas a lo que constituye una disrupción en toda regla. La universidad teme salir de su zona de confort. Hay una brecha importantísima entre a universidad analógica y la digital.
Un estudiante universitario, pongamos de unos 20 años, se ha educado con el iPod, es multidispositivo y sobretodo mobile user. Un usuario de móvil que quiere hacer MOOCs porque ya ha aprendido antes con facilidad cosas en internet. Ha aprendido historia con juegos. Matemáticas explicadas de forma sencilla y clara. Y no digamos,Yuya, que le enseña todo sobre como maquillarse con vídeos cortos. Lleva años haciendo los deberes en casa con la ayuda de Internet, wikipedia y a través de contenidos simplificados, breves, claros que le facilitan millones de usuarios, muchos de ellos anónimos.
Yuya o Jenna Marbles son sus referentes, aunque como académico me rasgue las vestiduras. Nuestros jóvenes no comprenden por qué no podemos condensar en unos minutos horas de lenguaje innecesariamente denso o complejo. Cierta vanidad y altanería académica nos lleva despreciar las habilidades comunicativas y capacidad de conexión digital de Yuya o Jenna. Pero resulta que es el nuevo idioma de comunicación. Una especie de lenguaje natural del entorno digital unido a recursos ciertamente interesantes a la hora de captar la atención.

Yuya: 7.7 millones de suscriptores en Youtube y 22 millones de visitas
Los MOOCs  exigen a la Universidad asimilar innovaciones disruptivas del mundo digital. Exigen que salgamos de la zona de confort. El libro, la imprenta, nos ayudó a superar la clase-dictado. El ámbito digital nos debe llevar a superar muchas de las características y enfoques de la clase tradicional.

MOOCs: de dónde vienen la señales externas

Las grandes empresas tecnológicas de hoy en día Apple, Google, Facebook, Amazon… han aprendido algo muy básico: el usuario es el centro de todo. Tanto que la gratuidad y la sutileza de los modelos de negocio se está llevando a extremos. Estas empresas han aprendido a analizar con herramientas muy potentes y efectivas el comportamiento del usuario y las inferencias que se derivan de analíticas avanzadas. De ahí surge una capacidad de innovar conocida por todos. No sólo identifican necesidades actuales sino potenciales y también los recursos más efectivos para captar la atención de los usuarios..
Quizás nos haga falta una llamada de atención. Estas empresas con su «user experience» y capacidades tecnológicas están transcendido a ámbitos que afectan a las empresas y sectores tradicionales. Hace unos días (9 de septiembre ) Apple presentó un sistema de pago a través del móvil, Apple Pay que probablemente arrasará. Este servicio financiero tuvo un antecedente – fracaso cuando un conjunto de tele-operadoras, bancos norteamericanos, tarjetas de crédito, han tratado de impulsarlo a través de un proyecto conjunto (ver ISIS). Las universidades deben tomar nota. No debemos convertirnos en un sector tradicional más, ineficiente a la hora de asimilar la competitividad del medio digital.
 Más arriba comentaba que Google logra que más de un 50 por ciento de los matriculados terminen sus MOOCs. Sí mañana naciera la Khan University o la TED University, o la Apple o Google University las universidades tendríamos un problema. Nos daríamos cuenta que los MOOCs son una manifestación del mundo digital de nuestro tiempo. Que lo importante es ser competitivos digitalmente.

Michel Bernard, Director Google
en University Relations en Smart University 2.0 (UIMP)

Nuestra oferta educativa actual y la demanda real

 
Cuando digo lo de la zona de confort no es una metáfora. Es una forma «polite» de plantear el problema. Hay entre los emprendedores digitales una creciente actitud crítica ante los que hacen las universidades. No en España o Iberoamérica, donde, en la primera, quizás seamos excesivamente complacientes pese a tasas de paro juvenil gigantescas, inadmisibles socialmente, que padecemos..En los Estados Unidos, se habla de «burbuja educativa» de «quiebra» del sistema de préstamos universitarios, en síntesis, de una formación universitaria que el mercado de trabajo cada vez absorbe con mayor dificultad. Algunos señalan que en la era del conocimiento, los fundadores – emprendedores de las grandes empresas tecnológicas (Apple, Microsoft, Facebook..) no terminaron sus estudios universitarios.

Aquí, en el ámbito más hispano, nuestras universidades, lejos de prestar atención a las señales del mercado, producen masivamente títulos o grados oficiales. Alta tasa de paro y paralelamente un gran número de vacantes si cubrir. Hay estimaciones de unas 800.000 vacantes en la Unión EuropeaEn síntesis hay desajustes importantes entre lo que ofrecemos y lo que se demanda en el mercado laboral. Los MOOCs están por medio. Pueden ser la solución o el problema.

Serán la solución si los convertimos en una herramienta eficaz para dar respuestas a las necesidades cambiantes del mercado laboral y las exigencias de formación de u na generación ya plenamente digital. Serán un problema si son terceros los que dan esa respuesta.

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2 Respuestas

  1. Miguel Angel Pesquera 10 años ago
    • andres 9 años ago

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