La protección del «know how» con la nueva Ley de Secretos Empresariales

Con la entrada en vigor de la nueva Ley 1/2019 de 20 de febrero, de Secretos Empresariales, que traspone la Directiva UE 2016/943 relativa a la protección de los conocimientos técnicos y la información empresarial no divulgados, contra su obtención, utilización y revelación ilícitas, se ofrecen nuevas herramientas a los empresarios para proteger el know how de la empresa. 

¿Qué son secretos empresariales?

En primer lugar, procede identificar qué se entiende por “secreto empresarial», para que sea objeto de protección por esta norma.

Se trata de una información que debe reunir las siguientes características: 

• No ser conocida por aquellas personas del sector;
• Que no sea fácilmente accesible;
• Tener un valor económico precisamente por su carácter secreto;
• Que haya sido protegida y mantenida en secreto a través de medidas adecuadas.

Queda fuera de lo que se entiende por secreto profesional, y en consecuencia, no tiene protección, la información de poca importancia, así como la experiencia y las competencias adquiridas por los trabajadores durante su vida laboral en la empresa.

Obviamente, tampoco tiene la consideración de secreto profesional, aquella información que sea conocida de forma general o que sea fácilmente accesible.

La nueva normativa ofrece medidas y herramientas para garantizar, quizás, lo más valioso de la empresa, y que a menudo es intangible, el denominado “know how.” Nos podemos encontrar desde una lista de proveedores, pasando por un plan de estrategia de crecimiento, hasta una fórmula química o una mejora en la producción que proviene de un trabajador. Se trata de aspectos o mejoras en la empresa, que no pueden ser objeto de otro tipo de protección, como por ejemplo una patente industrial, pero que sin embargo, puede ser crucial para la empresa. En definitiva, objeto de especial protección es aquella información de valor económico. 

La nueva Ley 1/2019 de 20 de febrero, de Secretos Empresariales, viene a suplir las carencias que existían para la protección de este tipo de información, que hasta ahora sólo se podían proteger a través del derecho de la competencia y el derecho penal, medidas de protección que resultaban insuficientes.

 

Medidas de protección

La Ley de Secretos Empresariales establece una responsabilidad objetiva, y responden aquellos que sustraen el secreto empresarial siendo conscientes de que lo hacen sin el consentimiento de su titular.  

La empresa que se vea perjudicada por la sustracción de información empresarial, tiene tres años desde que sabe quién es la persona que sustrajo los datos de forma ilícita para presentar una denuncia. Lo normal es que sea un ex-empleado quien sustraiga este tipo de información, pero en ocasiones resulta complicado determinar a la persona exacta, sobre todo cuando hay cambios estructurales en la empresa de gran importancia. 

Si se desconoce quién fue la persona que sustrajo la información, la empresa también tiene la posibilidad de actuar contra el tercero que haya adquirido el material protegido de buena fe, si bien contra este tercero no se podrán ejercitar acciones de indemnización por daños y perjuicios.

Con esta nueva ley se crea un procedimiento especial, con medidas de protección especiales. Por ejemplo, el empresario tiene la posibilidad de solicitar unas medidas cautelares, como por ejemplo, un secuestro de bienes, para el caso de que tenga fundadas razones de la presunta violación a la espera de que se resuelva el caso.

Además, se garantiza de forma expresa el mantenimiento del secreto durante la fase procesal, ya que testigos y peritos están obligados a no divulgar la información, incluso a la hora de publicar la sentencia. Esto último resulta un aliciente para que las empresas denuncien estos casos de sustracción de información empresarial, ya que en el procedimiento judicial hasta ahora, existía el riesgo de que ese «secreto empresarial» se convirtiera en información pública, poniendo en peligro la viabilidad y reputación de la empresa.

 

Sin duda, la nueva normativa pone en el centro de atención la importancia de proteger aquello que con el tiempo resulta más valioso para la empresa, el denominado know how, dotando de herramientas e incluso de un procedimiento especial para su protección. Si bien, el tiempo dirá si efectivamente, esta nueva ley ha conseguido suplir o no las carencias que hasta ahora existían para la protección de los secretos empresariales.  


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