Según un artículo publicado en Technology Review, un nuevo dispositivo de ultrasonidos, utilizado en combinación con las imágenes de resonancia magnética (IRM), permite a los neurocirujanos eliminar con precisión pequeños trozos de tejido cerebral que no funcionan bien, sin cortar la piel ni abrir el cráneo. Un estudio preliminar realizado en Suiza, en el que participaron nueve pacientes con dolor crónico, indica que la tecnología se puede utilizar con seguridad en humanos. Ahora, el objetivo de los investigadores es probarlo en pacientes con otras enfermedades, como el Parkinson.
«Los novedoso del descubrimiento es que se pueden hacer lesiones en zonas profundas del cerebro –a través de una piel y un cráneo intactos– con extrema precisión y exactitud y seguridad», señala Neal Kassell, neurocirujano de la Universidad de Virginia. Kassell, que no participó directamente en el estudio, es presidente de la Focused Ultrasound Surgery Foundation, una organización son ánimo de lucro con sede en Charlottesville, Virginia, que se fundó para desarrollar nuevas aplicaciones para los ultrasonidos dirigidos.
Los ultrasonidos dirigidos de alta intensidad (HIFU) son diferentes de los ultrasonidos utilizados para los diagnósticos, como las exploraciones prenatales. Utilizando un dispositivo especializado, los rayos de ultrasonidos de alta intensidad se enfocan hacia un pequeño trozo de tejido enfermo, calentándolo hasta destruirlo. La tecnología se está utilizando actualmente para la ablación de fibromas uterinos –pequeños tumores benignos en el útero– y se está probando en ensayos clínicos para eliminar tumores de pulmón y otros cánceres. Ahora, InSightec, una compañía de tecnología de ultrasonidos con sede en Israel, ha desarrollado un dispositivo HIFU experimental diseñado para ser utilizado en el cerebro.
La principal dificultad para la utilización de ultrasonidos en el cerebro es averiguar cómo dirigir los rayos a través del cráneo, que absorbe energía de las ondas sonoras y distorsiona su camino. El dispositivo de InSightec consiste en una matriz de más de 1.000 transductores de ultrasonidos, cada uno de los cuales se puede enfocar individualmente. «Se toma una tomografía computerizada de la cabeza del paciente y se confecciona a medida el rayo acústico para enfocarlo a través de su cráneo», señala Eyal Zadicario, director del programa de neurología de InSightec. El dispositivo cuenta también con un dispositivo de refrigeración incorporado para evitar que el cráneo se caliente en exceso.
Los rayos de ultrasonidos se enfocan hacia un punto concreto del cerebro (su localización exacta depende de la enfermedad que se esté tratando) que absorbe la energía y la convierte en calor. Esto aumenta la temperatura a unos 130º F y elimina las células en una región de aproximadamente 10mm3 de volumen. Todo el sistema está integrado en un escáner de resonancia magnética, que permite a los neurocirujanos asegurarse de que apuntan al trozo correcto de tejido cerebral. «Las imágenes térmicas adquiridas en tiempo real durante el tratamiento permiten al cirujano ver dónde se produce y hasta donde llega el aumento de temperatura», sñala Zadicario.
El estudio suizo ha sido publicado este mes en la revista Annals of Neurology.
Fuente: Technology Review