Cómo componer música clásica con ondas cerebrales
LJ Rich, una reportera de la BBC, dijo que, durante sus estudios de música clásica, se pasó la mayor parte del tiempo mirando un hoja de papel vacía y deseando algún tipo de atajo que le permitiera «pensar» la música y que ésta apareciese directamente sobre la página. Hoy en día, compone en un ordenador, reemplazando los lápices por píxeles, pero siempre ha esperado que algún día podría grabar sus pensamientos musicales directamente desde su cerebro.
Ahora, mirando fijamente la pantalla de un ordenador portátil en la Universidad de Plymouth, ha probado un sistema que promete hacer realidad su sueño musical.
El proyecto es una idea original del Profesor Eduardo Miranda, un compositor que ha hecho de su fascinación por lo que él llama neurotecnología de la música una forma de vida. Su dispositivo lee los pensamientos, con la ayuda de un casco y promete traducir esos pensamientos en música; un mundo lejano al proceso de composición tradicional.
El profesor planea utilizar este sistema para tomar lecturas de cuatro personas y luego controlar un cuarteto de cuerda con los resultados.
Esta es la base de su última composición, titulada «Activating Memory» (Activación de la memoria). La obra se interpretó en el «2014 Peninsula Arts Contemporary Music Festival«de Plymouth.
El investigador e ingeniero Joel Eaton la ayudó a ponerse el casco, con los cables y electrodos de metal que sobresalen de él. Joel le dijo que el electrodo principal situado en la parte trasera del casco captaría las ondas cerebrales de su corteza visual, mientras que los otros electrodos ayudarían básicamente a descartar cualquier tipo de ruido de fondo. Para utilizar el dispositivo, el usuario debe concentrarse en uno de entre cuatro patrones de cuadros. Todos ellos parpadean a un ritmo diferente y cada patrón hace que la parte visual del cerebro cree una señal eléctrica simpática. El casco recoge la señal y la envía a un ordenador. El dispositivo funciona mejor cuando el resto del cerebro está relajado, por lo que se recomienda al usuario «dejar la mente en blanco». Las señales eléctricas del cerebro se amplifican y, a continuación, se envían a un ordenador portátil.
Si se hace bien, el patrón elegido envía una frase musical a la pantalla. A continuación, un músico podría tocar la música generada. Según Rich, al principio le resultó difícil. Ella cree que el sistema todavía está lejos de ser tan fácil de usar como había esperado. No obstante, para las personas que padecen de trastornos de movilidad, esta interfaz ofrece algunos beneficios obvios, incluso en esta etapa primaria.
El laboratorio del Centro Indisciplinar de Investigación en Informática Musical (Centre for Computer Music Research o ICCMR) ya ha hecho algunas investigaciones con una persona que padece del síndrome de enclaustramiento y los resultados han sido alentadores.
Biocomputer Music from Eduardo Miranda on Vimeo.