A los jóvenes de la tercera edad
Una reflexión confidencial
Cuando me jubilé se alojaba en mi subconsciente el dilema de todos: o me paro o sigo por libre.
Me decía a mí mismo:-¡corta!, ya es hora de descansar: se acabó el horario; ya puedes leer, pasear, ver la televisión, quedar con amigos, asistir a conferencias, oír música..lo que estabas deseando-
La opcion de seguir suponia tomar la iniciativa, algo de lo que estaba harto despues de 50 años en el puente de mando.
A los pocos meses me llegó la decepción; me estaba apartando del mundo, sólo entendía el lenguaje de mis hijos cuando hablaban de la empresa y para poco daba el tema si ellos querían apartarme de los problemas del dia a dia que conlleva un negocio. Tambien iba perdiendo la onda que permitiera compartir con mis nietos mayores; yo sólo me estaba aislando y caminando inconsciente hacia otro mundo: el mundo de los silencios….y yo sentía ansias de vivir, de sentirme vivo.
Siempre temí la incomunicación y nunca acepté, ni acepto, sentirme apartado de la sociedad en que vivo ¿acaso no habitamos el mismo planeta? ¿no nos afectan los mismos problemas? ¿no hace sol o llueve para todos?
Incomprensiblemente la sociedad moderna segrega a los mayores y los va arrinconando sin piedad.
Le ocurre a los políticos, a los artistas, a los tecnicos y a los trabajadores de cualquier estatus. La juventud, y su capacidad de generar beneficios contables, es lo que importa en esta sociedad mercantilizada. Lo demás , experiencia, ética firme, sabiduría, intuición, reflexión, solidaridad y todas las reservas que todo ser humano va generando y acumulando durante toda una vida, apenas cuentan. Son valores a la baja.
La sociedad actual quiere activos productivos, asalariados sumisos a alguien o a algo, y, si la edad llega, nos etiqueta como ineptos, pasivos, callados, y al fin…….almacenados con cargo a la cuenta de existencias improductivas pero que sólo suman en el Activo a la hora de los votos.
Pero también es innegable que esa misma sociedad es más abierta, más global y a la vez más cercana y donde cualquiera puede encontrar un hueco para no sólo vivir sino participar en el grado que su propio sentido de libertad y compromiso le exijan. Los medios están y las herramientas existen. Nada que ver con épocas pasadas.
-Pero si todo eso es así, pensaba yo, y no me conformo, seré yo quien tenga que cambiar de actitud y retomar mi papel de actor, puesto que soy yo quien no quiere estar ausente de este apasionante mundo .
En otras palabras: si no quiero ser » camarón durmiente ….» deberé nadar y buscar los medios, que me permitan, a mi edad, seguir en el rio de la vida que necesariamente me llevará a un mar, probablemente turbulento pero donde me sentiré vivo y feliz.
Un nuevo amigo
Hace ya 5 años un hijo me pasó un portátil que se le había quedado antiguo -es fácil papá, es cuestion de voluntad y tiempo, las dos cosas tienes-.y con toda mi paciencia que nunca ha sido mucha, y mis inoportunas preguntas a unos y otros, fui venciendo al monstruo que me parecía aquel aparato que en cualquier momento, pensaba yo, podía estallar y hacerse añicos. Ahora compruebo que yo no apacigüé al monstruo sino que fui descubriendo en él al salvavidas, al compañero que necesitaba para navegar y de nuevo engancharme al mundo.
Se dice que los que trabajan con una máquina o una herramienta con la que consumen su vida, acaban tomándole cariño. Lo mio es diferente porque la caja rellena de chips se ha convertido en una nueva
relación de amistad interesada inédita en mi vida .
Mi ordenador ya no es sólo una herramienta ni el eslabón que me une al mundo, es el compañero y al mismo tiempo el acicate que me anima a sentirme vivo e ilusionado en una edad donde los fantasmas del incierto «fin de la aventura» se hacen más continuos y más deprimentes. De ellos y de los problemas que me acucian día a día me esfumo gracias a mi Ordenador.
A diario y, después del desayuno, sus diminutos chips ponen al instante y ante mis ojos, las citas del día, las tareas que me tocan, las cartas que me escriben, o la revisión de los temas que guardan mis archivos .
Y si pincho Internet, Google me abre el mundo infinito de la información: leo la prensa que prefiero, viajo donde nunca pude imaginar, asisto a actos, puedo elegir y leer libros, y, sobre todo, obtener respuesta a cualquier pregunta que haga sobre los temas mas insólitos que quiera conocer
.
El blog y otros caminos
La mayor sorpresa llegó cuando mi amigo Pedreño me empujó a comunicarme por escrito y abrír mi primer Blog; pronto descubrí que mi ordenador sería el comunicador mas fiel de mis opiniones y mis ideas, ya que era en mi propio cuaderno donde yo podria expresarme con toda libertad. y a él me aferré. Lejos de buscar admiración o lucimiento de unas cualidades que nunca tuve, solo pretendía, y pretendo, compartir mis experiencias de una vida larga que a cualquiera puedan servir para su personal navegar. Por eso en mis Blogs comunico mis reflexiones y opiniones que, huyendo de ser dogmáticas, sólo buscan expresar mi vision sobre lo que acontece y pasa por mi vida.
Facebook, Twiter y, por ahora, Google+, llegaron despues cuando advertí que yo tambien necesitaba saber y recibir lo que piensan los demás, la gente, los desconocidos que piden mi amistad o a los que sigo para saber qué hacen, qué dicen, qué opinan, donde se informan, cual es su ideología o sus reflexiones.
Por mi parte yo opino, respondo y confirmo ó discrepo y en muchas ocasiones no entro al trapo. Mis hijos me dicen que soy un «cañero». Si criticar lo que considero injusto y manifestar mi discrepancia en ideas o en juicios es ser cañero, he de admitir que lo soy pero ellos saben que mi talante es participativo y estar sin implicarme no es mi estilo.
A través de las redes sociales he reencontrado amigos ya olvidados y he descubierto que existen blogs de abuelos como yo y tambien de jóvenes de los que todavia tengo mucho que aprender; que puedo compartir aficiones, aclarar dudas o unirme a un red de coleccionistas de cualquier tema o de cualquier pais.
Parece ser que a pesar de tantas satisfacciones no le saco ni un 10% a las posbilidades que me quedan por descubrir con un teclado, un ratón y una pantalla sin los que ya no sabría vivir.
Seguiré aprendiendo
Gran artículo, grata experiencia, buen ejemplo.
Pepe, magnífico.
Entiendo que no podemos permitirnos despilfarrar el LEGADO que nuestros mayores acumulan. La inteligencia colectiva, base del progreso no se basa sólo en la suma de las inteligencias individuales de las personas que permanecen en la actividad económica, sino también en la inteligencia individual de las que estuvieron en esa fase y ahora están "jubilados". Es su LEGADO… lleno de inteligencia