Llevar una vida sana puede reducir el riesgo de sufrir un infarto, incluso aunque los genes digan lo contrario.
Se sabe que los genes y el estilo de vida afectan el riesgo cardíaco, pero se desconoce la influencia de cada uno de estos factores, y si un factor puede compensar al otro.
Un nuevo estudio ha encontrado que incluso las personas con un riesgo genético alto de sufrir problemas cardíacos, pueden reducir sus posibilidades de tener un ataque al corazón, u otros problemas cardíacos, a la mitad si no fuman, comen sano, hacen ejercicio y mantienen el peso.
Un estilo de vida saludable mitigar el daño de los genes defectuosos
Los investigadores combinaron información sobre más de 55.000 personas que fueron examinadas para detectar la presencia de alguno de los 50 genes que se han relacionados con el riesgo cardíaco. Y en función de cuántos genes de éstos tenían, se formaron cinco grupos.
También fueron clasificados en tres grupos en función de factores de estilo de vida saludable: no ser obeso, hacer ejercicio al menos una vez a la semana, comer una dieta saludable y no fumar. El grupo de estilo de vida favorable tenía por lo menos tres de estos cuatro factores, mientras que el grupo desfavorable tenía uno o ninguno.
Los resultados mostraron que las personas con el mayor riesgo genético tenían casi el doble de posibilidades de desarrollar problemas cardíacos que las personas en el grupo de menor riesgo genético. Lo mismo ocurría más o menos cuando se comparaba el grupo de estilo de vida desfavorable, contra el de estilo de vida favorable.
Pero cuando los factores genéticos y de estilo de vida se combinaron se encontró que un estilo de vida desfavorable y un alto riesgo genético, hace que el riesgo de tener un ataque al corazón durante los próximos 10 años sea de un 10%.
Pero un alto riesgo genético combinado con un buen estilo de vida, hace que la probabilidad de infarto se redujese a sólo un 5%.
Seguir leyendo:
Síntomas de un ataque cardíaco en mujeres
Ninguna Respuesta