Tengo el hábito de que me guste lo que los demás quizás llaman música de segunda categoría, música que nunca ha ganado la aprobación de la multitud y que entonces esta esperando a ser descubierta por las masas. Tengo la esperanza de que los compositores que sin duda tienen talento pero que no son muy conocidos tal vez un día sean reconocidos y valorados. Varios de ellos pertenecen a la tradición de música Inglesa llamado ‘pastoral’ muchas de las obras fueron escritas durante los principios del siglo pasado. Frank Bridge (el mentor de Benjamin Britten), Gordon Finzi, y George Butterworth quien murió en la Guerra de 1914 – 1919 están entre ellos. Pero esta claro que Gian Francesco Malipiero no es.
Malpiero es uno de una generación de compositores Italianos nacido en 1880 y conocido como la ‘generazione dell’Ottanta’. Malpiero estaba influenciado por la música antigua además de compositores contemporáneos Franceses y Rusos. Malpiero nació en Venecia y por mucho de su larga vida vivía en esta región y al final se instalo en un pueblo de campo llamado Asolo. Dedico gran parte de su vida a editar las obras abandonadas de compositores como Monteverdi (1567-1643) y Frescobaldi (1583-1343), pero también escribió una enorme cantidad de música que incluyen 30 operas y once sinfonías numeradas y seis sin numerar. Quizás demasiado y fue muy critico con sus primeras obras que pensó que no representaban lo mejor de el.
Naxos, la compañía discográfica infatigable (dedicado a descubrir y grabar música poco conocida) va a editar todas sus sinfonías numeradas y mientras escribo estoy escuchando la primera de estos CDs publicados originalmente hace mas de diez años por su compañía discográfica afiliado llamado Marco Polo. El difunto Antonio de Almeida dirige la orquesta sinfónica de Moscu en las sinfonías Numero 3 (‘delle Campane’) y numero 4 (‘en memoriam’). Las sinfonías están llenas de detalles imaginativos y la influencia de Stravinsky y Debussy esta claro. El movimiento despacio de la cuarta sinfonía es particularmente hermoso aunque he aprendido que los finales en ambos obras pueden molestar a los demás (¡baja el volumen!).
Pero es la sinfonía del mar sin numeración y con un solo movimiento en este disco que me da mas placer al escucharla. Nunca fue editada hasta ahora y es mas como un poema que una sinfonía (aparentemente Malpiero no tenia mucho tiempo para la tradición Austro-Alemán en que sabes de donde vienes y a donde vas).
Bien nombrada, es una obra atractiva que merece la pena escucharla una y otra vez.
B.R.