En primer lugar, debemos tener claro que el Big Data consiste en el análisis y tratamiento de un gran volumen de datos. Hablamos de una cantidad tan grande que resulta imposible llevarlo a cabo con una herramienta de tratamiento de datos convencional.
Para la empresa, el Big Data debe tener como objetivo el trazar una hoja de ruta basada en el análisis y tratamiento de datos. Esto nos permitirá conocer de forma muy amplia y sistemática a nuestro potencial cliente, y así poder ofrecerle soluciones a medida que respondan a sus deseos.
En España el Big Data está empezando a despertar. Así lo pone de manifiesto un estudio realizado por IDC, en el que se indica que hace aproximadamente un año, sólo un 19% de las empresas españolas estaban ya familiarizadas con el concepto Big Data. Probablemente a día de hoy, este porcentaje se haya elevado ligeramente.
Lo que sí es cierto es que los datos han pasado a ser una especie de punto de inflexión: o se le da la importancia que merecen (que es mucha) o el no hacerlo, puede marcar los resultados de una empresa de forma determinante.
De hecho, el Big Data está revolucionando el mundo empresarial. Estamos ante una herramienta que está haciendo que las fronteras caigan y que aumente la competencia entre las empresas (debido principalmente a que las starups centran su actividad gracias a los datos que consiguen y analizan).
La información puede incluso cambiar la suerte de las empresas, transformándose en un elemento determinante para que se consoliden como marcas exitosas. A pesar de lo importante que pudiera llegar a ser una herramienta de este tipo, lo que sí está claro es que debe de ir acompañada de una buena estrategia empresarial y haber formulado las preguntas correctas previamente al análisis de los datos que poseemos. (Foto: Flickr)
Autor de este post
Manuel Pomares, es abogado y socio director de la firma Pomares Abogados. Especialista en derecho mercantil-societario, concursal y bancario… |