Investigan los posibles riesgos de las redes inalámbricas
El gobierno británico ha ordenado una amplia investigación de los posibles riesgos que las redes inalámbricas podrían plantear para la salud de millones de escolares y empleados de oficinas.
Durante dos años, la Health Protection Agency (HPA) llevará a cabo pruebas de laboratorio y estudiará los niveles de exposición a las señales inalámbricas en aulas, hogares y oficinas, para elaborar posteriormente un informe de riesgos.
Los temores sobre los posibles riesgos de las redes inalámbricas han llevado a algunos directores de escuelas a ordenar su retirada de las aulas. Y Philip Parkin, secretario general de la Professional Association of Teachers, señaló el mes pasado que se debería suspender su uso en las escuelas hasta que se haya realizado un estudio completo acerca de sus posibles efectos sobre la salud. Sin embargo, miembros de la agencia para la salud han declarado que no existen indicios científicos que sugieran que estas redes puedan ser un peligro para la salud y esperan que los estudios registren unos niveles de exposición «miles de veces por debajo de los límites de seguridad recomendados».
La investigación empezará con modelos informáticos y simulaciones de laboratorio destinados a medir la intensidad de las señales emitidas por los ordenadores y las estaciones de base inalámbricas. Para registrar la exposición en la cabeza y otras partes del cuerpo, se utilizarán maniquíes con medidores de radiación de microondas incorporados.
La investigación se llevará posteriormente a los hogares, oficinas y escuelas. Los investigadores están deseando medir especialmente los niveles de exposición en las aulas, donde decenas de ordenadores pueden estar conectados a una red inalámbrica al mismo tiempo.
Las directrices de seguridad establecidas por la International Commission on Non-Ionising Radiation determinan un límite de exposición de 2 vatios/kg para la cabeza. Las mediciones previas de las señales sugieren unos niveles de energía por lo general 20 veces más débiles que esos, siendo de 0,1 vatios/kg.
Según Michael Clark, portavoz científico de la HPA: «Al igual que la telefonía móvil, las redes Wi-Fi han experimentado una rápida expansión y creemos que debería haber una adecuada base de datos científicos con los verdaderos niveles de exposición, con el fin de poder debatir adecuadamente sobre ellos».
Según Lawrie Challis, presidente del programa Mobile Telecommunications and Health Research (MTHR) responsable de investigar los efectos de los teléfonos móviles sobre la salud, si la exposición de las redes Wi-Fi resulta ser inferior a la de los móviles, no cabe esperar ningún efecto peor para la salud; pero primero es necesario saber cuáles son los niveles reales de exposición y, a continuación, si hay sorpresas con las redes Wi-Fi, pensar qué estudios relacionados con la salud será necesario realizar.
Fuente: The Guardian
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