Nuevo reloj inteligente de Samsung: deslumbrante (¿y la privacidad?)

El Samsung Gear S, el nuevo reloj inteligente de Samsung, presentado hace unos días, es deslumbrante:

  • Atractiva pantalla curvada 
  • Es un teléfono 3G, permite hacer y recibir llamadas como cualquier smartphone en cuestión.
  • Los 4 GB de almacenamiento
  • Incluye sensores GPS, un acelerómetro, giroscopio, brújula, detección UV, barómetro y un monitor de ritmo cardíaco.
  • bateria: duración de dos días de uso normal.
  • Auriculares: motor de vibración para proporcionar notificaciones en silencio, y un micrófono para chatear, así como la recepción de comandos de voz.
Imagen: TechCruch.com

¿Un serio competidor para dispositivos como el iPhone, o las Google Glass?

Aparte de deslummbrante, puede ser también espeluznante. Su potencial camuflaje para grabar, almacenar y difundir información es más efectivo que una Google Glass o un teléfono inteligente. Hay un nuevo problema para la privacidad: los relojes inteligentes empujan los límites de invasividad combinados con anonimato o invisibilidad.

Privacidad vs Smart smartwatches, Google glass, Smartphones…

A la excitación que producen todos estos nuevos dispositivos se ha unido el escepticismo, incluso rabia.

En algunos ámbitos y casi antes de nacer se han marcado a las Google Glass con la etiqueta «prohibidas» por quienes protegen su derecho a consentir ser evaluado y registrado (y publicado). Algunas personas y os establecimientos del Silicon Valley están tan incómodos con las Google Glass que han creado dispositivos para bloquearsu wi-fi cuando están cerca.

Tan invasor de la privacidad como las Google Glass puede ser un reloj inteligente. Incluso mucho más insidioso, ya que posee el mismo poder que  las Google Glass. Esto es; controlar el espacio a mi alrededor y elegir qué datos captur y distribuyo o difundo en mis redes sociales, pero de una manera mucho menos visible.

El uso de de las Google Glass es todavía poco natural y fácilmente identificable. El uso de un reloj no es. Dado que los dispositivos se camuflan en nuestras ropa y con nosotros mismos. Por tanto las implicaciones de privacidad que llevan consigo sus capacidades se tornan más complejas a la hora de controlarlas.

Así que debemos prepararnos para historias sobre comensales a los que no les gusta su servicio en un restaurante y mediante un relor alguien graba subrepticiamente las interacciones con los camareros y seguidamente lo publica e Facebook. Por no hablar de espías corporativos que deben estar salivando con estas cosas.

Pero las Google Glass o los relojes inteligentes no hacen nada que no se hiciera antes con un teléfono móvil. Los límites morales y legales del uso de un dispositivo también deben aplicarse a los teléfonos (que también se están convirtiendo en «invisibles» para nosotros), tanto como cualquier otro dispositivo que permita la recolección de datos no consentida.

El tema es que los relojes inteligentes empujan los límites de invasividad combinados con el anonimato o la invisibilidad.

No se puede detener el progreso tecnológico. es una muletilla que se aplica a los drones, la clonación, o las armas de fuego.

Si es así hay que prepararse: tomar conciencia de que usted no tiene ninguna privacidad. Al final podría imponerse aquello de: «Si no tienes nada que ocultar, ¿por qué te importa?».  Este es uno de los argumentos anti-privacidad más comunes, y más insulsos, porque se basa en una noción equivocada de lo que es la privacidad.

Los Relojes inteligentes están llegando. Son hermosos. Ellos pueden superar rápidamente a las Google Glass en su despliegue. Si odian las Google Glas, deben reservar parte de sus efuerzos en idear medidas innovadoras para preservar su privacidad para una tecnología tan potente como ellas, pero mucho menos visible.


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