Internet revolucionará el verdadero significado de la política
Según un artículo publicado esta semana en The Guardian Unlimited, Internet ha cambiado nuestra forma de trabajar, de comprar, de comunicarnos o de enamorarnos pero, además, ha cambiado la forma de hacer política.
Hace poco que el CEO de Google, Eric Schmidt, declaró que la intención de su compañía era llegar a saber todo lo posible sobre sus usuarios, algo que algunos han descrito como una amenaza para la sociedad, pero el panorama pintado por Schmidt es aún peor para los políticos.
Por una parte, tendrán que ser mucho más cuidadosos que hasta ahora. Gracias a YouTube, cualquier comentario o acción fuera de lugar podría ser captado por una cámara y distribuido a todo en mundo en minutos.
Por otra, el pasado ha dejado de ser pasado. Políticos como George Bush deberían dar gracias a que han vivido su época de estudiantes antes de la era de Facebook; de lo contrario, los salvajes excesos de su juventud habrían sido minuciosamente documentados y cualquiera podría consultarlos años después. Gracias a Internet, cualquier error, comentario imprudente o incoherencia de adolescente incluida en MySpace están permanentemente disponibles con un solo clic.
Los deslices fácticos también están prohibidos. Los bloggers lo averiguarían y, de no ser así, Google espera que sus algoritmos sean pronto lo suficientemente sofisticados como para detectar las mentiras. Según Schmidt: «Google volverá locos a los políticos».
Aunque también hay ventajas: la tecnología actual proporciona a los políticos unas herramientas para la campaña electoral que nunca habían tenido. Los sitios Web ofrecen la posibilidad de hacer llegar a un número ilimitado de votantes un mensaje directo, sin filtros y sin apenas coste. Además, Internet puede ofrecer información detallada sobre el electorado.
Las polibilidades son inmensas. La organización de eventos es más rápida y sencilla; se dice que la movilización electrónica cambió las elecciones en países como España, Corea del Sur o Filipinas; y en los EEUU en el 2004, durante la campaña presidencial de Howard Dean, se consiguieron suficientes donaciones de individuos a través de Internet como para equiparar la cifra a las megainversiones de las grandes empresas y “lobbies”.
Fuente: The Guardian