La deficiencia de dopamina es un indicativo de enfermedades graves del sistema nervioso. Las pruebas de concentración de dopamina –que suele ser muy baja en fluidos biológicos– son caras y requieren el uso de un equipo especializado que no se encuentra en las consultas de los médicos.
Esta situación puede cambiar debido a un invento reciente del Instituto de Química Física de la Academia de las Ciencias de Polonia, en Varsovia. Unos nuevos electrodos recubiertos con nanopartículas de carbono depositadas sobre submicropartículas de silicato permiten detectar la dopamina en disoluciones con mayor facilidad y menor coste, incluso en presencia de interferencias.
Los electrodos se han aplicado con éxito para determinar la concentración de dopamina en disoluciones en presencia de ácido úrico y ácido ascórbico, y paracetamol, las sustancias que interfieren en el análisis de la dopamina. El método desarrollado para la detección de dopamina abre el camino a pruebas médicas más rápidas y baratas que los médicos podrían realizar en sus consultas para determinar con gran probabilidad si un paciente padece una popular enfermedad nerviosa, como la enfermedad de Parkinson.