Primeras pruebas con circuitos que se autodesarrollan a partir de estructuras biológicas

Primeras pruebas de cables orgánicos prototipos cultivados a partir de plántulas

Los circuitos que se autodesarrollan a partir de estructuras biológicas tales como los tallos de las plantas actúan como sensores de temperatura, entre otras cosas, según un experto en informática no convencional.

Propiedades eléctricas de las plantas

El estudio de las propiedades eléctricas de las plantas es una parte de la botánica que nunca ha generado un interés o hallazgos generalizados. Por ejemplo, en 1995 un grupo evaluó cuidadosamente el estado fisiológico de un pepino midiendo su impedancia eléctrica. Otros han hecho lo mismo con los olivos. Ambos son, sin duda, un trabajo interesante, pero es muy poco probable que revolucionen el mundo.

Ahora, Andrew Adamatzky, de la Universidad del Oeste de Inglaterra, en Bristol, argumenta que las propiedades eléctricas de las plantas han sido subestimadas. Y ha dado un paso para arreglarlo midiendo las propiedades eléctricas de las plántulas de lechuga, sólo tres o cuatro días después de que hayan brotado.

El interés de Adamatzky es más que una mera curiosidad. Su idea es pensar en las plantas como cables como orgánicos que podrían convertirse en la infraestructura subyacente a toda una nueva generación de circuitos, sensores e incluso procesadores de información biológicos que se desarrollan desde cero con poco más que un poquito de agua y un poco de tierra.
Sin embargo, antes de que eso pueda suceder, hay que caracterizar completamente las propiedades eléctricas de los cables vegetales. De ahí este trabajo.

El trabajo de Adamatzky consiste en un conjunto de experimentos llevados a cabo para medir la resistencia, función de transferencia de potencial eléctrico y cualquier otra característica relevante de estos cables.

El siguiente reto para Adamatzky será incorporar este tipo de cables orgánicos en circuitos autodesarrollados que conectan biosistemas con dispositivos de silicio.

Un obstáculo es encontrar modos de controlar la dirección del crecimiento de las plántulas para crear circuitos. Los primeros intentos de Adamatzky con respecto a esto no han tenido éxito de momento.

Otro reto será encontrar aplicaciones útiles para los cables vegetales. Una idea es utilizarlos como sensores de temperatura, dado que se cree que su resistencia es sensible al calor y al frío.

Fuente: http://www.technologyreview.com/view/523956/first-tests-of-prototype-organic-wires-grown-from-seedlings/


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