Nuevo sistema para detectar infartos

Un grupo de investigadores afirma haber desarrollado una prueba capaz de detectar, en cuestión de minutos, si una persona está teniendo un infarto; las pruebas actuales tardan horas.

Cuando el cardiólogo Mike Fifer mencionó a su colega Rob Gerszten que iba a admitir a un paciente en la unidad coronaria para practicarle un infarto provocado, a los dos se les ocurrió la misma idea. Se dieron cuenta de que era la oportunidad perfecta para buscar nuevos marcadores de infarto en la sangre. Los infartos modifican los niveles de diversas sustancias químicas en la sangre, pero las pruebas actuales buscan cambios que tardan varias horas en producirse. Gerszten y Fifer querían encontrar cambios inmediatos en las sustancias químicas.

Esto es muy importante dado que todos los tratamientos disponibles para los infartos funcionan mejor cuanto antes se aplican», señala Gerszten.

Los investigadores y su equipo estudiaban a pacientes con una enfermedad poco frecuente, denominada cardiomiopatía hipertrófica.

«En esta enfermedad, los pacientes tienen demasiada masa muscular en el corazón», explica Gerszten. El tratamiento consiste en provocarle al paciente un infarto planeado para minimizar el exceso de músculos en el corazón; solo después de esto el paciente mejora.

«En los primeros 10 minutos de infarto observamos unos 10 cambios nuevos en sangre, nunca antes descritos», señala Gerszten.

Pero los investigadores necesitaban averiguar si estos resultados se podían generalizar a cualquier paciente que padeciera un infarto no provocado.
Para ello el equipo estudio las muestras de sangre de pacientes que acudían a urgencias con un infarto, con el fin de ver si éstas mostraban los mismos cambios.
«Y de hecho, los cambios observados durante un infarto provocado resultaron ser los mismos que los observados en pacientes con infartos espontáneos», señala Gerszten.
«Obviamente, ahora necesitamos probarlo en grupos más amplios de sujetos; no solo en decenas o cientos de sujetos, sino en miles de sujetos que acudan a urgencias».

Es posible que la investigación conduzca también a nuevos tratamientos. «Creo que los cambios que hemos observado en la sangre también pueden tener implicaciones importantes en las terapias para los infartos», señala Gerszten. «Hemos observado claramente cambios anómalos en ciertas vías biomédicas del corazón; lo que sugiere objetivos para una intervención terapéutica».

Gerszten espera que, en unos cuantos años, esta detección precoz conduzca a un tratamiento generalizado para los infartos, no en horas, sino en minutos.
La investigación se ha publicado en línea en la revista Journal of Clinical Investigation.

Fuente: Science Central


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