Avances en investigaciones sobre la esquizofrenia

Unos científicos han descubierto una importante similaridad entre los fallos genéticos que hay tras la esquizofrenia y tras la depresión maníaca, en un avance que se espera abra el camino hacia nuevos tratamientos para estas dos enfermedades mentales tan comunes y que afectan a millones de personas.

Hasta ahora, los médicos habían dado por hecho que las dos enfermedades eran bastante diferentes, pero esta nueva investigación indica, por primera vez, que ambas tienen una base genética común que conduce a las personas al desarrollo de una u otra dolencia.

Tres estudios internacionales diferentes investigaron la base genética de la esquizofrenia mediante el análisis de unos 15.000 pacientes y cerca de 50.000 sujetos sanos para averiguar que miles de diminutas mutaciones genéticas –conocidas como polimorfismos de un solo nucleótido (SNP, por sus siglas en inglés)– funcionan incrementando el riesgo de desarrollar la enfermedad.

Cada mutación por sí sola incrementa alrededor de un 0,2% el riesgo de desarrollar esquizofrenia, pero colectivamente se observó que son responsables de al menos un tercio del riesgo total de desarrollar la enfermedad. Se sabe que la enfermedad tiene un fuerte componente hereditario, alrededor de un 80% del riesgo total, pero también está influenciada por la educación y el entorno.

No obstante uno de los descubrimientos más sorprendentes derivado de los tres estudios fue que el mismo conjunto de variaciones genéticas en los SNP estaba también relacionado con el trastorno bipolar, algo que contradice la ortodoxia psiquiátrica para la que ambas enfermedades son clínicamente distintas. Los resultados suponen un hito en la comprensión tanto de la esquizofrenia como de la depresión maníaca –también conocida como trastorno bipolar– los que podría conducir finalmente a nuevas formas de prevención y tratamiento de estas enfermedades.

«Si tras la esquizofrenia y el trastorno bipolar están algunos de los mismos riesgos genéticos, quizá estos trastornos se originan a partir alguna vulnerabilidad común en el desarrollo del cerebro», señaló Thomas Insel, director del US National Institute for Mental Health de Bethesda, Maryland, que financió parte de los estudios.

Aunque los estudios sobre la esquizofrenia de momento solo han identificado un puñado de las miles de variaciones genéticas implicadas en la enfermedad mental, los científicos creen que representa un avance que acelerará la comprensión de la enfermedad y el desarrollo de nuevos fármacos y tratamientos.

Los tres estudios, publicados en la revista Nature, han sido posibles gracias a los avances técnicos en el análisis del genoma de los pacientes, que permite a los científicos observar grandes cantidades de ADN para realizar comparaciones entre los pacientes y las personas sanas utilizadas como «control».

Fuente: The Independent Science


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