El fin de la Web 2.0

«La Web 2.0 acabará el 1 de octubre de 2012». La predicción de la desaparición de la Web 2.0 la hizo Christopher Mims, un comentarista de tecnología que escribe para la revista Technology Review del MIT. Mims empezó escribiendo «Web 2.0» en el motor de búsqueda Google Trends. Esto mostró que el uso o las búsquedas de cualquier tipo del término alcanzaron su punto máximo en el 2007 y que han ido cayendo desde entonces. A continuación, Mims extrapoló la tendencia a la baja hasta que llegó al eje X del gráfico.

La Web 2.0 apareció por primera vez en 1999, pero en realidad no tuvo tirón hasta que el editor Tim O’Reilly y sus colegas eligieron el título de una conferencia que estaban organizando en el año 2003. La idea básica subyacente tras el evento era desafiar la percepción pública existente tras el colapso del boom de Internet 1995-2001 de que la web estaba acabada. Por lo que decidieron llamar a la conferencia Web 2.0. Una vez hecho esto, tuvieron que dar una definición para el término. Según ellos, dado que Internet en sí era la plataforma sobre la que se había construido la Web 1.0 – la primera versión de la Web como simple sistema de publicación-, la Web 2.0 era, entonces, la plataforma sobre la que se podrían construir nuevas e innovadoras aplicaciones.

¿Qué tipo de innovaciones? Pues los servicios de redes sociales como MySpace, Orkut, LinkedIn, Facebook y Twitter; los servicios de alojamiento de imágenes como Flickr; los sistemas de mapas en línea como Google Maps y OpenCycleMap; los servicios de informática en la nube como Google Docs, Zoho, Instapaper, Dropbox (y próximamente iCloud de Apple); la Wikipedia; etc.

La Web 2.0, en otras palabras, se convirtió en el fundamento de gran parte de nuestro entorno en línea, sin embargo, no había una descripción precisa de ella. En un memorable ensayo en el 2005, el programador y empresario Paul Graham decidió que hay tres cosas que distinguen a la Web 2.0 de su predecesora de sólo lectura: una tecnología de programación llamada Ajax capaz de convertir cualquier página web en un pequeño ordenador virtual; una actitud democrática que persuadió a muchos desarrolladores web para hacer que sus servicios fueran interoperables con los de los demás; y la constatación de que la única manera de tener éxito era tomarse en serio las necesidades de los usuarios.

Lo que podría explicar por qué el gráfico de Mims alcanzó su punto máximo en el 2007, es que a medida que el mundo tuvo una web como debe ser, la gente dejó de preocuparse por esta cosa de la Web 2.0 y empezó a darla por sentado.

La gran pregunta, por supuesto, es: ¿cómo será la Web 3.0?

Fuente: The Guardian Technology


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