El control de los medios de comunicación
Hace ocho años, cuando el partido Popular llegó al Gobierno inició una cruzada para el control de los medios de comunicación en España. Los métodos fueron muy variados, pero se realizó abiertamente y sin tapujos. Desde la imagen de un Polanco acosado por Liaño, las maniobras a través de las grandes empresas en las que colocó a personas muy directamente afines (Telefónica, BBVA…), pasando por incursiones de capital italiano en algún grupo, fomentando el estilo «Urdaci» en los medios públicos, etc.
El Gobierno socialista actual trata de responder desde el poder con la misma estrategia, poniendo de relieve las propias tensiones y debilidades que esconde el sistema de medios de comunicación existente en España en la actualidad.
La guerra de los medios
Los medios privados (Vocento, Telecinco, ABC, Recoletos, El Mundo, La Razón, Antena 3, Onda Cero, COPE y Punto Radio) protestan por lo que consideran «favoritismo» e «indefinición» del Gobierno ante el futuro del sector. El Grupo Prisa y Grupo Godó responden a «las manipulaciones informativas realizadas por algunos colegas» de «empresas españolas e italianas».
Nadie escapa hoy al estado de enfrentamiento. Hasta Jiménez Losantos y Del Olmo escenifican en las ondas de la radio estos días el intercambio de fuertes descalificaciones en sus programas ante unos oyentes que ya no se sorprenden de nada.
Los profesionales
Hoy la credibilidad de muchos excelentes profesionales de la prensa está por los suelos debido a los sesgos que sufren dentro de los entornos de intereses de las empresas a las que pertenecen sus medios. No hay lugar para la independencia informativa y la manipulación crece. Hay desmotivación e incluso escasa autoestima.
El futuro de los medios
La viabilidad de muchos medios de comunicación no está en su capacidad de convencer a la opinión pública y de atraer nuevos «clientes» Los grandes grupos ven en las subvenciones públicas a través de la publicidad institucional, las suscripciones masivas oficiales o de terceras empresas las claves para asegurar la viabilidad de sus negocios.
Se trata de un sector fuertemente afectado por diversos frentes. Desde los periódicos gratuitos a los blogs, la mayor parte de los grupos son concientes de que ganar audiencia se ha convertido en una tarea más que imposible. Y claro, queda estar a la sombra de un poder.
Una foto muy significativa…
Recogido por Periodista Digital (18/2/2005): Felipe González está en plena forma dialéctica. En los últimos tiempos multiplica sus apariciones públicas para hablar del futuro de la UE, de la actualidad internacional, de los medios de comunicación.
El jueves habló de todo esto y mucho más en la Fundación Carlos de Amberes de Madrid, donde se explayó a gusto ante un auditorio volcado con su verbo florido. Más relajado que nunca, González dedicó gran parte de su ponencia a rechazar que las medidas de reordenación de la radio y televisión que está llevando a cabo el Gobierno «pongan en peligro la pluralidad informativa».
El ex presidente comenzó su alocución con ironía reflexionando sobre el oligopolio que, según el resto de los grandes grupos de comunicación españoles, quiere crear el Gobierno alrededor del Grupo Prisa: «¿Oligopolio?, ¡oligopolio fue el que se trató de montar en los ocho años anteriores!».
«Eso sí», precisó, «sólo lo lograron en un 70%». En la misma línea negó fundamento a la revuelta y a la escenificación de la misma durante esta semana: «Cuando de verdad hubo riesgo nadie protestó».
También hubo tortas para Silvio Berlusconi, y con el efecto bumerán que quiso darle, para Tele 5. Antes de la intervención de González, el escritor italiano Antonio Tabucchi había descrito el panorama «desolador» de la información en Italia con el primer ministro controlando el 80% de la información a través de su empresa Mediaset. El político socialista apuntó que esa hegemonía «no se para en las fronteras italianas», sino que llega hasta la protesta contra el Gobierno de parte de los medios españoles. Estaba hablando sin nombrarla, de Tele 5, en la que participan las empresas de Berlusconi.