LA GENTE Y LA POLÍTICA


      Leo a diario la prensa; escucho cada noche a los comentaristas analistas y politólogos que me parecen más sensatos y de los que aprendo que hay diferentes ópticas desde las que analizar la realidad . Sigo Blogs y opiniones variopintas. Con todo ello trato de crear mi propia opinión y ….al final todo se me desmonta cuando hablo con la gente, cuando piso la calle.

Los ciudadanos, la gente, no analiza: vive o trata de sobrevivir. Y aunque vivir es aprender de sí mismo y de los otros, vivir en estos momentos se está convirtiendo en un sufrir sin lógica, sin razón y sin fin..
Se sufre porque se ven los problemas propios y los ajenos, los del vecino, los del amigo, los de los hijos, los de los amigos de los hijos, los de los conocidos y aquellos desconocidos a los que basta mirar para ver que van repartiendo sufrimiento.
Y esa gente, la cudadania a la que pertenecemos todos, tiene su propia opinión y pregunta por realidades,  y sólo le valen respuestas concretas, que le den soluciones reales, porque está harta de sorpresas, de sustos y de que cuando pide claridad se les conteste con circunloquios que la confunden con verdades a medias y, la mayoria de las veces, con mentiras mentirosas.


Y está angustiada porque cada día le marcan más lejana la fecha del fin del sufrimiento;
Está cansada de que la consideren culpable y deudora de un despilfarro desenfrenado que invadió la mente de unos administradores tan ineptos y corruptos que creyeron que todo el monte era orégano.
Y aunque no entienda de política internacional está hasta el gorro de fotos de cumbres de Jefes de Estado sonrientes, que sólo buscan la foto de portada, por un acuerdo que nunca llega a resolver nada.
Y no entiende que para crear empleo el Estado siga destruyendo miles de funcionarios y que, para animar a las empresas a contratar trabajadores, se imponga por decreto y de espaldas a quienes les representan, normas que esencialmente animan y fomentan el despido como promesa de riqueza.
Esa gente quiere saber por qué los juicios a los corruptos no llegan nunca a su fin y por qué hay diferentes varas de medir a los influyentes y a los otros
Tampoco encuentra explicación a que en estos tiempos, malditos para la mayoría,  sean de bonanza para los muy ricos y de penuria para los mas pobres, mientras la clase media se va encogiendo hacia la pobreza.

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Y no se explica cómo la enorme fuga de capitales pasa inadvertida para quienes gobiernan en un país que necesita empeñarse hasta las cejas porque la deuda y sus intereses devoran hasta el ultimo céntimo las arcas del Estado..
Y se asombra de que, para labrar su futuro, tenga que animar a los jóvenes y a sus hijos a huir a otros países, cuando hace poco importábamos 5 millones de emigrantes porque faltaba mano de obra.
Y lo que le duele en el alma es que sus hijos no puedan ser educados por falta de maestros, mientras se eliminan de su puesto a miles de docentes; o que al abuelo tullido se le nieguen ayudas para su malvivir porque el dinero voló de las cajas públicas en busca de paraísos fiscales de donde nunca volverá.
Tampoco se explica que las deudas soberanas se puedan pagar sin resolver la parálisis de los medios de producción que son quienes producen el dinero.
Y la gente se queja con rabia de que se sacrifica todo por salvar a los bancos, sus verdugos de siempre, a los que confiaron sus ahorros y que por su codicia infinita, ahora hay que salvar más que a las personas para no perder la hucha que guardaba todos los sudores de sus vidas.


Y no comprende que para solucionar el retraso insoportable de las sentencias se eliminen Jueces interinos para sobrecargar las mesas de los titulares con montones de papeles que verán la luz cuando probablemente hayan muerto los que pidieron justicia.
Y su indignación estalla cuando, haciendo uso de su libertad , manifiesta sus quejas con pancartas y cantos y, por respuesta, sólo recibe porrazos y atropellos que esconden el miedo de quien debiendo dar unas respuestas , prefiere no escuchar, enmudecer y no dar la cara.
                                                    
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La democracia es dialogo y es respeto al que pregunta porque es quien otorga el poder al que administra.

.Secuestrar la libertad de preguntar amparados en razones que sólo esconden ineficacia, es menguar una democracia que, vistas las reacciones de los que deben responder, da que pensar que la «democracia ejercida» a muchos molesta.
Estos días se han publicado Encuestas que señalan el desapego de la ciudadanía por la política y los políticos. ¿ De qué se extrañan?
Creo que la política y los políticos son necesarios para garantizar la Democracia, la convivencia y el Estado de Derecho; pero cuando, en situación de emergencia nacional, los parlamentarios, en lugar de ponerse de acuerdo en cómo salvar a los que se hunden, se pierden en acusaciones estériles, no me queda más remedio que dar la razón a quienes exigen desde la calle, otros políticos y otras políticas.
No soy de los que acuden a las manifestaciones pero, repito, piso la calle y escucho que la gente de la calle no quiere volver a  ser sumisa y callada. Y, sobre todo, no quiero que se me apunte a la mayoría silenciosa que algunos interpretan como que “calla y otorga”.



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