Estuve entre el publico en el ‘Albert Hall’ anoche para ver la C.B.S.O. bajo la dirección de Sakari Oramo, de nacionalidad Finlandesa. Hacia mucho calor dentro del auditórium. El director, cuyos movimientos del cuerpo te hace sentir la música tanto como oírla, tenia una toalla roja a mano para secarse el sudor de su cara. Tiene una buena relación con la orquesta con la cual lleva 3 años como director.
Soy aficionado de la C.B.S.O. desde hace 30 años y estaba contento de reconocer algunos de los músicos. Para mi, esta orquesta es una de las mejores en el mundo. Tiene mucha pasión y estilo.
Los entusiasmos de los demás pueden resultar aburridas para quienes no los comparten pero asistir a los Proms en el ‘Albert Hall’ me resulta emocionante. Es un auditorio enorme, con una capacidad para 6000 personas, los colores de la decoración rojo y dorado reflejan sus origines imperiales. Todavía algunos de los palcos pertenecen a las familias que contribuyeron a los costes de construcción. ¡El órgano gigantesco ha sido renovado y tiene 9999 tubos! (¿No podían haber añadido uno mas para completar el numero?).
Donde estaba sentado detrás del coro estaba a lado de uno de los tubos mas grandes y estaba agradecido de que no lo estaban usando. Se ha criticado el ‘Albert Hall’ por la baja calidad de sus acústicos pero anoche el sonido fue muy buena y la calidad de la orquesta fue tanto que se podía oír cada nota con claridad. Y el programa? Fue Passacaglia Webern la cual no había oído nunca pero me gustaría oírla otra vez y el primer concierto para el violín de Shostakovich tocado con maestría por la solista Leila Josefowicz. Hay una parte al final que no parece terminar nunca y solo por eso merecía el gran aplauso del publico al final. Leila y Sakari salieron del auditórium agarrados del brazo. Los dos han grabado un concierto en vivo para la Compañía Warner. La noche acabo con la cuarta sinfonía de Brahms. Una actuación brillante por parte de los músicos y una noche maravilloso para todos.