La inspiración Andaluza

He estado escuchando de nuevo un CD de música de Joaquin Turin (1882-1949) sobre el que escribí en uno de mis primeros blogs de esta serie. El y Manuel de Falla representan una generación de compositores españoles de la primera parte del siglo pasado, cada uno de ellos claramente originales por si mismos pero ambos influenciados por sus amigos Debussy y Ravel a quienes habían conocido en sus años Parisinos. Turin compuso muchas obras para grupos pequeños y solistas pero fue el único compositor español de su época en producir una sinfonía. La Sinfonía Sevillana es conocida como su obra maestra. Tengo una grabación de la misma en la series española editado por Naxos interpretado por la orquesta sinfónica de Castilla y León dirigido por Max Bragado Darman.

La ultima de esta serie consta de composiciones de Lorenzo Palomo, quien aunque vive en Alemania desde hace muchos años dice de su trabajo que ha sido ‘fiel a la música Andaluza autentica, introduciendo un numero de melismas árabes y hebreos además de toques características de flamenco’. El disco incluye su ‘Sinfonía a Granada’, la cual todavía no he escuchado.

Esa lealtad regional o nacional es, en mi opinión, muy característica de la música clásica contemporánea española donde el enlace con la cultura popular es muy fuerte. Eso es verdad especialmente en el caso de Turina, cuyos obras como las de Palomo muestran la influencia de la música andaluza tradicional mientras su amigo de Falla fue quizás más arriesgado.

Turina nació en Sevilla aunque su familia procede del norte de Italia. Estudio música en Sevilla y Madrid y vivió en Paris de 1905 a 1914, recibio clases de Vincent d’Indy para composición y estudio bajo el compositor y pianista virtuoso Moszkowski. Volvió a Madrid con de Falla en 1914, donde trabajo como compositor, profesor y critico y en 1931 gano la posición de profesor de composición en el Conservatorio Real de Música de Madrid donde llevo a cabo reformas a pesar de las limitaciones durante los años de Franco que contenía a muchos artistas de la época. Permaneció allí hasta su muerte en 1949.

Sus obras incluyen las operas ‘Margot’ (1914) y ‘Jardín de Oriente’ (1923), La oración del torero, música de camera, obras para el piano y la guitarra y canciones – las Danzas fantásticas, también editado por Naxos además de La Procesión del Rocío. Esta es la primera obra para la orquesta y representa la procesión anual del pueblo del mismo nombre, es una melodía bonita con el sonido del tambor y caramillo mientras recorre el camino.

¡Me encanta!
B.R.

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