Barcelona una smart city y Madrid ¿relaxing cup of café… in Plaza Mayor?

A propósito del Mobile World Congress no he podido evitar reflexionar sobre la vitalidad de la Barcelona actual y esto a su vez me ha llevado a Madrid, una ciudad que parece presa de sus tópicos. Sé que hablar de estas cuestiones no es fácil. No me gusta entrar en polémicas estériles sobre este tipo de temas, pero me ha parecido que debía dejar mi reflexión que, tras leerla, yo mismo la calificaría de «en exceso vehemente».

Mobile World Congress, sin wifi

El Mobile World Congress es un evento impresionante. Barcelona se convierte cada año en la capital del mundo donde se da cita toda la industrial y servicios digitales relacionados con el móvil. Me quedan dudas de si realmente en España, hemos comprendido la entidad del evento más allá de los grandes números (93.000 personas, 131 países, más de 2.000 compañías, Mark Zuckerberg…). Entre las pocas empresas españolas que han tenido la oportunidad de participar, pese al tener un respaldo oficial, queda un sentimiento contradictorio

Barcelona, sede del Mobile World Congress

No saben si es una forma de hacer networking en un gran emplazamiento (la Fira) por cierto ¡¡sin wifi!! y de paso tomar conciencia de la escasa relevancia de la economía digital en nuestro país. Algo que se percibe con la simple visita al espacio de «EspaÑa». Barcelona sí está capitalizando este evento, mucho más allá de los millones de euros de gasto turístico de los asistentes.

En España, y más concretamente en Madrid, llevamos más de veinte años de Ministros de Industria cuya preocupación principal no es la economía digital, y/o de Secretarios de Estado que no han tenido como objetivo central -prefiero dejarlo así- un ambiciosa estrategia o plan de desarrollo de la economía digital en España. Me consta que ha habido la mejor voluntad en algunos responsables de red.es de impulsarlo, pero con las restricciones apuntadas se ha convertido en una misión voluntarista y utópica.. Esto a largo plazo se nota. Al igual que se percibe en enorme gap entre Barcelona y Madrid.

Pabellón de España 2015 en el Mobile World Congress Barcelona

 

Barcelona, ciudad moderna, creativa e innovadora

No descubro nada si digo que Barcelona tiene un gran planteamiento en torno a la tecnología, la creatividad y la innovación digital. Hace un mes Barcelona aparecía como ciudad número 1 en un ranking mundial de smart cities (ver enlace al final).

Poble Nou atrae a trabajadores de Google y otras grandes tecnológicas de Dublín. Alquilan unos y escasos y modestos m2 de coworking, pero están encantados en vivir y trabajar en una ciudad como  Barcelona.

Barcelona ha quedado lejos de la tentación de recrearse en torno a sus mitos tan creativos y modernos como Gaudí o iconos como la Sagrada Familia. Tampoco de la Exposición Universal de 1888 o más recientemente del síndrome de las fabulosas dotaciones infraestructurales de las Olimpiadas del 92 o el Forum de 2004. Ha sabido integrar su pasado en el presente y mirando hacia el futuro.

No voy a describir la seductora imagen de la Barcelona actual. La ciudad transmite futuro. Desde espacios convencionales como la Diagonal, o más modernos y reconvertidos el entorno de la Fira el reencuentro con el mar. Sin olvidar los «garajes» digitales mencionados anteriormente.

Barcelona: la Diagonal, el pasado reflejado en la moderna arquitectura

Aunque Barcelona Inspira fuera sólo una campaña de marketing, habría que felicitarles.

Si está ciudad se plantea la independencia de España, ostentada en numerosos balcones de la burguesía catalana, ¿qué será dentro de una década cuando Planeta, Banco Sabadell o Freixenet pertenezcan al ámbito de la vieja economía y queden diezmadas u oscurecidas por algunas startups o fintec surgidas probablemente en estos momentos en Poble Nou o el distrito 22@ Barcelona?. Quiero decir que hay una ruptura potencial más importante de cara al futuro.

 

Tweet de +Barcelona.cat : Mapa colaborativo de emprendedores y startups

 

Madrid, el significado real del relaxing cup of café… en Plaza Mayor

Madrid en cambio lleva décadas bajo el síndrome del relaxing cup of café con leche en Plaza Mayor.  Cuesta trabajo creer la desidia y miopía política de los 40 últimos años, o quizás muchos más. Pese a beneficiarse de su situación radiocéntrica (AVE y Autopistas) y la actividad política gubernamental del Estado hay un carencia absoluta de visión que contrasta con la descripción que hago de Barcelona más arriba.

La respuesta de Madrid a Barcelona Inspira parece haber sido Gowex, iniciativa que quizás debió introducirla institucionalmente el Pequeño Nicolás o alguien por el estilo. La autocomplacencia y descaro parecen campar cómodamente.

La capital del Reino sí ha quedado anclada en el Madrid de los Austrias, los Borbones y su fabulosa oferta museística. Su vía para aparecer como una gran capital europea todavía parece inspirada en el XIX o a lo sumo en el inicio del XX. Y eso que incluso su atractivo turístico si se juzga por el número de visitantes ya queda muy sustancialmente por debajo de Barcelona.

Puede doler lo que sostengo. Que conste que lo hago desde el mayor cariño hacia una ciudad en la que he vivido cuatro años y la tengo idealizada desde mi infancia.

En Madrid no hay estrategia (que tenga entidad) en sectores de futuro. Reivindica un modelo de servicios que ya ha quedado diezmado hace décadas con la propia configuración territorial de las Comunidades Autónomas. Su obsesión por las Olimpiadas como tabla de salvación es patética y refleja la limitada capacidad política de sus líderes que quieren emular la estrategia de Barcelona de hace más 30 años. Seducidos por las obras e infraestructuras, no nos engañemos. Si hubiera inteligencia, créanme los políticos del chotis, y la relaxing cup of café con leche estarían en otra onda.

Desde otras ciudades españolas se percibe que Madrid no toma conciencia de la situación,y parece obstinada en morir de éxito. Sus intereses responden a empresas de sectores tradicionales que se resisten al cambio.  Lo más grave es que éste es el modelo que mayoritariamente se irradia desde la capital del España al resto del país. Barcelona es lógico que no quiera este tipo de «irradiación». El colmo es la cercana Valencia, alumna aventajada capaz de emular la versión madrileña del Relaxing cup of café con leche con el Caloret de la Fallas y ahogada en eventos y proyectos inmobiliarios que han fulminado todas sus entidades financieras. Más allá del recurso humorístico la realidad es preocupante.

Madrid vs Barcelona ¿decadente y polarizante vs moderna e inteligente?

Hay ocho razones para preocuparse:

1. Se han sentado las bases para una tendencia regresiva de Madrid respecto a Barcelona a medio plazo.  El tráfico de Barajas o Adolfo Suárez no será lo único que supere Barcelona.

2. No hay indicios sólidos y relevantes de que Madrid vaya a pivotar hacia el futuro. Se nota en múltiples detalles. Los gestores de sus avanzados y modernos AVEs radiales no han caído hasta hace bien poco que todos sus clientes necesitan comunicarse horas y horas de viaje por wifi. No hay desvelo alguno por hacer guiños al futuro, aunque sean sencillos, salvo iniciativas aisladas.

3. La falta de modelo para Madrid se proyecta en gran parte del territorio español. En relación con el resto del territorio, en Madrid hay más una cultura de «succión» polarizante que un efecto expansivo y descentralizador. Se reivindica cualquier inversión, incluidos casinos de juego. El «ir por libre» de los espacios más contestatarios  (Bilbao, Barcelona…) tiene sus ventajas a la luz de los resultados.

4. No hay apuesta por ecosistemas de innovación modernos. Las ciudades compiten mundialmente en la atracción de talento, inversiones, empresas… Si Barcelona se compara con otras ciudades del mundo sale bien muy bien parada. El Madrid actual parece que ha vinculado sus expectativas en la castiza Gran Vía y su «ecosistema». Los espacios de más valor -que los hay- no parece que entren en las prioridades de las agendas políticas.

5. Una situación política con visos de pocos cambios. Hace falta más conciencia y autocrítica en el establishment madrileño, menos populismo político y mayor ambición y conciencia popular. No hay en los discursos políticos de los principales líderes visión de futuro.

6. Las grandes empresas ubicadas no marcan las tendencias de futuro. Desafortunadamente nuestro sector tecnológico ligado a empresas de telecomunicaciones se sitúa en las antípodas de una estrategia digital que merezca tal nombre. Los grandes espacios de servicios o la industria de los grandes medios tradicionales se ve afectada por innovaciones disruptivas y con una fuerte resistencia a pivotar hacia el futuro.

7. Un ambiente cultural madrileño anclado en lo pintoresco y chovinista. Un Gobierno central bastante analógico, y líderes políticos locales castizos.. Un cuadro donde se ve con complacencia divertida la existencia del «pequeño Nicolás», una candidata a alcaldesa perseguida por la policía local, los Gowex….;  Donde el establishment se recrea con la salida de Google News, se prohiben los drones y donde ostentamos logros como el «derecho al olvido» o la «privacidad«. Hay más cultura de futuro en una ciudad como Santander, con un alcalde entusiasta en hacer de su ciudad un referente dentro del mundo de las smart cities que en Madrid.

8. Liderazgo y prepotencia. Madrid ha puesto más foco en liderar un modelo de capitales de  Comunidades Autonómas que en desarrollar una ciudad inteligente, moderna y competitiva en la era digital y en la sociedad del conocimiento. Le sobra prepotencia y le falta «business intelligence» (metafóricamente). No es fácil dar ese giro. Se ha creado una cultura que deambula entre la prepotencia y burocratización.

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Las Torres de Madrid apuntan alto, pero sin concreción, en Barcelona, saben a donde apuntan, aunque el Mobile World Congress
deje el sabor amargo de que estamos lejos no sólo de los Estados Unidos
sino de muchos países, sí hay ejemplos claros que definen una apuesta
de futuro.

Seria justo reconocer que Barcelona se ha hecho acreedora de la mayor admiración y emulación desde el resto de España.

Nota Importante: Este artículo fue escrito con anterioridad a las veleidades independentistas actuales tan alejadas a la imagen de una Barcelona que podría legítimamente asumir el liderazgo de una España mediterránea moderna, digital, innovadora y que lejos de esto se autocondena a una brecha nacionalista y a todo aquello que le ha proporcionado una imagen abierta, internacional, y a la altura de los tiempos que marcan la integración global y un mundo cada vez con menos fronteras.

 

Torres de Hoteles cerca de la Feria de Barcelona,
mirando al Mobile World Congress
Las Torres de Madrid…

 

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3 Respuestas

  1. Pere Lloret 9 años ago
  2. Eliseo F. 9 años ago
  3. Anónimo 9 años ago

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