El metaverso: apertura de horizontes legales

Tradicionalmente, han sido numerosas las novelas, obras de teatro y cine de ciencia ficción que han planteado una especie de realidad paralela al mundo material en el que vivimos. Sin embargo, el continuo avance tecnológico hace que esa realidad paralela no sea un planteamiento tan utópico y lejano.

Recientemente, ha cobrado fuerza un concepto que plantea una serie de cuestiones que en las últimas décadas eran impensables. Este concepto es el metaverso.

No obstante, no es la primera vez que nos encontramos con dicha acepción. Fue en el año 1992 cuando Neal Stephenson, en su novela Snow Crash, definió el metaverso como un mundo virtual alternativo a nuestra vida real.

Actualmente, los metaversos han trascendido ese concepto ficticio y casi filosófico para convertirse en una realidad en la que los usuarios interactúan a través de avatares y pueden realizar todas las actividades de la vida cotidiana: desde tener una conversación, hasta comprar un bolso o una vivienda.

Son varias las plataformas digitales que han creado un metaverso en el que miles de usuarios interactúan y transaccionan utilizando criptomonedas y adquiriendo activos digitales únicos, también conocidos como NFTs.

La cuestión principal que ha propiciado el crecimiento exponencial de los metaversos es el gran impacto e interés económico que suponen.

Uno de los sectores que más ha crecido dentro del metaverso es el inmobiliario. Recientemente, la empresa Atari procedió a la venta de una parcela en el metaverso de Sandbox por importe de 4,3 millones de dólares. Con estas parcelas, las empresas compradoras invierten en futuras viviendas o montan espectáculos en ellas con el objetivo de rentabilizarlas.

El sector inmobiliario no es el único que se ha adentrado en el metaverso. Son varias las empresas de moda que se han lanzado a crear NFTs de sus prendas y productos para que sean consumidos por los usuarios que interactúan en esta realidad virtual.

Actualmente, el metaverso puede llegar a considerarse una réplica virtual del mundo real sin una regulación clara. Este hecho hace que las interacciones que suceden dentro de esta nueva realidad puedan tener unos límites legales difusos.

La regulación de las administraciones del metaverso, las compraventas llevadas a cabo en el mismo, o incluso las relaciones laborales que puedan surgir dentro de esta realidad virtual son algunas cuestiones que se plantean y que pueden desencadenar una creación normativa específica para este universo virtual.

Expertos en la materia están planteando la necesidad de una regulación interna del metaverso. Esto supondría una oportunidad para los expertos en derecho que tendrán que adaptar sus conocimientos legales a las nuevas necesidades que puedan surgir en el metaverso.

Avatares que elaboren contratos virtuales, que asesoren a las empresas o que actúen en defensa de otros particulares en posibles disputas que puedan surgir dentro del metaverso. Sin lugar a duda, esta nueva realidad es una oportunidad para todos. El tiempo dirá si se produce un desarrollo normativo propio que brinde seguridad jurídica entre los usuarios o si los Estados tratan de imponer sus modelos legislativos.


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