La aplicación de la teoría de juegos al Bitcoin

Actualmente, el sector de las criptomonedas está viviendo un crecimiento exponencial. Al igual que las empresas y las personas físicas han sido conscientes de este avance, los estudiosos de la economía y el derecho no han permanecido ajenos al mismo.

De este modo, economistas y juristas han tratado de aplicar de manera analógica las teorías tradicionales a este nuevo mundo virtual. Todo ello con el objetivo de precisar el funcionamiento del bitcoin. 

Recientemente, realizando una mezcla de tradicionalismo con novedad, se ha relacionado la funcionalidad del bitcoin con la convencional teoría de juegos.

La teoría de juegos se corresponde con un área de la matemática aplicada que utiliza diferentes modelos para estudiar interacciones en estructuras formalizadas con incentivos. Este método se ha utilizado para comprender teorías económicas o incluso conductas humanas, estudiando las estrategias óptimas o comportamientos previstos de las personas.

Es por ello por lo que esta teoría se ha venido utilizando a lo largo de los años en diferentes campos. Sin lugar a duda, el mundo emergente de los activos digitales no podía ser menos.

Así, para entender plenamente el funcionamiento del bitcoin debemos de comprender la clásica teoría de juegos.

Un ejemplo clásico de aplicación de la teoría de juegos consiste en un interrogatorio en el cual, en dos habitaciones distintas, se pregunta por la culpabilidad en un homicidio a dos acusados. Cada uno tiene tres opciones: confesar, negarlo todo y echar la culpa al otro.

Según la teoría de juegos, mediante la estructura de incentivos adecuada, la policía debería conseguir que la confesión sea la única salida lógica para ambos acusados.

Así pues, se establece el siguiente sistema de incentivos: Si uno confiesa, y el otro lo niega, quien confiesa sale libre y quien lo niega será condenado a diez años de prisión; si ambos confiesan, se condenará a cinco años cada uno; y si ambos lo niegan, la condena será de un año cada uno.

Claramente, la solución más óptima para el beneficio de ambos sería negarlo todo. No obstante, según esta teoría, dada la imposibilidad de predecir el comportamiento del otro acusado, la solución más lógica sería confesar. Así, si nuestro compañero no confiesa, salimos libres, mientras que si confiesa cumpliremos cinco años en lugar de diez.

Trasladando esta explicación al funcionamiento de los activos digitales, los creadores y trabajadores del Bitcoin aplicaron la teoría de juegos más básica para hacer viable el sistema.

En este sentido, tenemos dos operadores en el sector de los activos digitales: por un lado, aquellos encargados de transaccionar y mantener la integridad del blockchain; por otro lado, encontramos a todos los usuarios de bitcoin, cuyo fin es la consecución de transacciones baratas, rápidas, fiables y no censurables.

Aplicando la teoría de juegos al bitcoin, los creadores persiguen inteligentemente el beneficio común. Si se acordase la creación de bitcoins de la nada, éste bajaría de valor sufriendo perjuicios para las partes. Unos porque pierden su trabajo y otros porque disminuyen sus activos.

En este contexto,  es lógico que todo aquel que sea parte del sistema vele por el buen hacer y la honestidad al perseguir su propia rentabilidad.

Y es mediante este sencillo sistema, análogo a la teoría de juegos, la manera de garantizar una aplicación exitosa del bitcoin. Quienes crean las normas y velan por su cumplimiento son los mismos que lo garantizan por su propio interés a largo plazo.

Ahora bien, del mismo modo que la teoría de juegos es aplicable a fin de garantizar la rentabilidad procedente de los activos digitales, también podría resultar útil al objeto de obtener seguridad jurídica en la materia.

De este modo, tal y como hemos analizado en anteriores posts, el sector de los activos digitales y el metaverso se encuentra en plena apertura de horizontes legales. Podría resultar interesante que, mediante una sencilla aplicación de la teoría de juegos, se analizara el comportamiento de los usuarios, a fin de obtener una regulación que brinde seguridad jurídica a los operadores de este sector digital.

 


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