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El control de la ira en las relaciones

La ira en las relaciones

La ira es especialmente destructiva en una relación. Cuando convivimos con alguien, nuestras personalidades, prioridades, intereses y formas de hacer las cosas a menudo chocan. Al pasar tanto tiempo juntos y conocer tan bien los defectos de la otra persona, es muy fácil volverse críticos y mostrar mal genio con nuestra pareja y echarle la culpa de hacernos la vida insoportable.

A menos que hagamos un esfuerzo continuo para hacer frente a la ira en cuanto surja, nuestra relación se deteriorará. Aunque dos personas estén realmente enamoradas, si se enfadan con frecuencia, los momentos felices juntos irán disminuyendo y espaciándose. Finalmente, llegará un momento en que antes de haberse recuperado de una discusión, ya ha empezado la siguiente. Y aunque con el amor, todo es posible, es muy difícil sostener una relación en tales circunstancias. Por todo ello, el control de la ira es fundamental en una relación de pareja (también una relación de amistad o de familia), para facilitar la conviviencia y el bienestar.






 






En una relación de pareja, las oportunidades de enfadarse surgen muchas veces al día, así que para evitar la acumulación de malos sentimientos tenemos que lidiar con el enfado tan pronto como empieza a formarse en nuestra mente. Por lo general, lavamos los platos después de cada comida en vez de esperar a final de mes, porque no queremos vivir en una casa desordenada ni tener que enfrentarnos después a un trabajo enorme y desagradable. Del mismo modo, debemos esforzarnos por eliminar el desorden de nuestra mente tan pronto como aparece, porque si permitimos que se acumule, será cada vez más difícil de tratar y pondremos en peligro nuestra relación. Una relación en la que hay muchos roces y conflictos de intereses es también una oportunidad sin precedentes para mermar nuestro amor propio y egoísmo, que son las verdaderas fuentes de muchos de nuestros problemas.

Si logramos aprender a tener mas paciencia y a comprender, sobre todo, que nuestra pareja no pretende ni mucho menos hacernos daño, será más fácil controlar las sensaciones de ira que sus errores o acciones puedan provocar.

A través de la ira y el odio convertimos a la gente en enemigos. Generalmente, damos por hecho que la ira surge cuando nos encontramos con una persona desagradable, pero en realidad es la ira que llevamos dentro la que transforma a la persona que conocemos en nuestro enemigo imaginario. Una persona controlada por la ira vive en una visión muy equivocada del mundo, rodeada de enemigos de su propia creación.

Aprender a tener mas paciencia y aceptar a las personas tal y como son.

Muchos de los problemas de ira en una relación ocurren porque no logramos aceptar a nuestra pareja tal como es. En vez de intentar cambiar a nuestra pareja en la persona que nos gustaría que fuese, es importante aprender a tolerar las facetas que menos nos gustan. Y sobre todo, procurar no juzgar o criticar.

Una vez que aprendamos a aceptar nuestra pareja (o amigos, familiares etc.), dejaremos de considerarla como la raíz de muchos de nuestros problemas. Además, si somos capaces de actuar con aceptación y paciencia, lograremos ayudar a nuestra pareja a superar mejor sus propios defectos. Sentirse aceptado es muy distinto a sentirse juzgado. Al sentirse juzgada, una persona automáticamente responderá con sentimientos negativos: se pondrá a la defensiva, empezará a juzgar también o se deprimirá. Pero si se siente querida y valorada positivamente, se relajará y aflorecerán con mayor facilidad todas sus cualidades positivas.

Y realmente esta es la clave. Está demostrado que las personas rinden muchísimo mejor cuando se sienten valorados y motivados en su lugar de trabajo. Lo mismo ocurre en las relaciones personales. La paciencia, la tolerancia y la generosidad son sin duda conceptos que mejorarán la calidad de su relación, mientras que la ira, los críticos y el resentimiento la empeorarán. Y aunque en la convivencia es inevitable vivir conflictos, éstos se pueden resolver sin dejarse llevar por la ira.

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