Carta para un padre que no es perfecto

¿Por qué no me tocó el padre idílico que parece que todo el mundo tiene?

Se acerca el Día del Padre y, consecuentemente, un millón de testimonios y vídeos halagando y exaltando las virtudes de sus padres. ¿En serio? ¿¡EN SERIO!? ¿Todos vuestros padres son así de perfectos? Porque el mío ni de broma es así.  No estoy diciendo que el mío sea más real que un buen y ejemplar padre, pero el mío ni mucho menos hizo por mí las cosas que contáis que hizo el vuestro por vosotros.

  • Mi padre nunca me contó un cuento para dormir, por ejemplo.
  • ¿Canciones infantiles? “¡Eso es una mierda! Donde esté Camilo Sesto o cualquier otro que se quiten esas cosas de niños.”
  • Si quería estar con él, tenía que adaptarme a sus planes. Desde ir a hacer running (en aquella época se llamaba footing), hasta ir al karaoke. Porque soy tu padre y cuando estás conmigo tenemos que hacer lo que yo quiera.
  • Cuando quería ver algo en la tele me decía: “Los dibujos animados son cosas de niños y deberías dedicar tu tiempo en cosas más productivas“ y, a continuación, ponía un thriller o cualquier otra película que él quisiese ver.

Carta para un padre que no es perfecto

  • Cuando le preguntaba el porqué de las cosas o qué hacer con algo, me decía que debía ser más espabilada y tener más iniciativa.
  • Mi padre prefería ir a un partido de paddle con sus amigos que venir a uno de mis aburridos cumpleaños de niños. Y tenía que entenderlo.
  • Como yo era comprensiva, prefería desilusionarme a mí que llevarle la contraria a su mujer.
  • “Esto que hago es por tu bien” y ya está, daba igual lo que hiciera, porque como según él lo estaba haciendo por mi bien, es lo que había que hacer y punto.

Pero nunca me deprimí, ni me frustré, ni me hundí. Decidí convertirme en una persona interesante, con buena conversación con la que le apeteciese quedar. 

¡Y lo conseguí!

Sinceramente, espero que esto no lo lea mi padre. Y si me lees, sólo tengo una última cosa que decirte: Idealizar a un padre o acordarte únicamente de las cosas buenas, no es quererle más. Es cuando aceptas la forma de ser y los defectos de esa persona, cuando realmente la quieres. Y yo, pese a todo lo anterior… ¡¡Te adoro, papá!!

PD: GRACIAS MAMÁ. Gracias por enseñarme a amar, a no tener rencor, a respetar y a saber que nada, ni nadie son perfectos.

Leer más:

[wpp header="Los más vistos" limit=5 range="last7days" thumbnail_width=90 thumbnail_height=90 stats_views=0]