Según un artículo publicado esta semana en la versión en línea de The New York Times, EBay, el líder de las subastas por Internet, ha introducido, de forma discreta, un nuevo servicio de anuncios clasificados en línea en los EEUU.
El nuevo servicio, llamado Kijiji, hace que eBay, establecida en San José, California, compita con una empresa de la que es en parte propietaria: Craigslist, una compañía establecida en San Francisco que gestiona sitios de anuncios clasificados de 300 ciudades y atrae 12 millones de listados de anuncios nuevos cada mes. EBay compró un 25% de las acciones de Craigslist en el 2004.
Kijiji, que significa “pueblo” en Swahili, es una de las varias iniciativas de publicidad clasificada de eBay fuera de los EEUU. Y es líder de mercado en Canadá,
Alemania, Italia y Taiwán.
EBay introdujo el sitio Kijiji en los EEUU sin mucho bombo el pasado viernes, un movimiento que se publicó ayer en la Web de The Wall Street Journal. El nuevo sitio incluye diferentes páginas de anuncios clasificados para 220 ciudades y permite a los usuarios comprar y vender objetos de una amplia variedad de categorías como antigüedades, coches, motocicletas y animales de compañía.
“Esta será nuestra baza de anuncios clasificados en los EEUU”, señala el portavoz de eBay, Hani Durzy. “Lo vemos como competencia para Craigslist y otras plataformas. Pero creemos que hay lugar para la competencia”. Según Durzy, eBay planea mantener sus acciones en Craigslist.
EBay pretende atraer a los usuarios a su nuevo sitio comprando publicidad en motores de búsqueda y asegurandose de que los listados aparecen entre los resultados de búsquedas gratuitos (los naturakes) de los motores de búsqueda. No existe ningún plan para dirigir el tráfico de eBay al nuevo sitio, señaló Durzy.
El presidente de Craigslist, Jim Buckmaster, señaló: “Muchas empresas ofrecen anuncios clasificados, pero dado que nosotros no nos preocupamos por cosas como la cuota de mercado o la maximización de los ingresos, no las vemos como competencia o como reto para Craigslist”.
Fuente: New York Times