Un equipo internacional de investigadores dirigido por Lay-Lay Chua de la Universidad de Cambridge y Peter Ho de la Universidad Nacional de Singapore ha descubierto que la incapacidad de transistores orgánicos (compuestos de plásticos semi-conductores) de mover electrones no se debe a una incapacidad del plástico en sí, sino a una interacción con otros materiales en el transistor.
La fabricación de transistores orgánicos es barata, pero aunque permitan el desarrollo de electrónica fina, hasta ahora no ha sido posible utilizarlos para la implementación del diseño de los circuitos más rápidos, porque los plásticos no pueden transportar los electrones. Tienen que recurrir a un flujo de cargas positivas para llevar la corriente, lo que ha limitado su aplicación hasta ahora.
Pero el descubrimiento de Chua y Ho podría servir para darles mayor velocidad, y por consiguiente, mayor diversidad para posibles aplicaciones.
En un transistor la corriente pasa por un semiconductor bajo el control de electrodo puerta. Esta puerta es separada del semiconductor por un aislador, normalmente dióxido de silico. En los transistores de silicio convencionales, los electrones pasan por el semiconductor sin interactuar con el aislante. Pero en la mayoría de semiconductores plásticos, los átomos que están en el interface, entre el aislante y los electrones atrapan los electrones, impidiendo que estos fluyan a través del transistor. En esta investigación, los científicos diseñaron un aislante alternativa, para sustituir el dióxido de silico y así mostraron que los semiconductores orgánicos sí pueden conducir electrones.
Este avance podría hacer posible la creación de transistores orgánicos más sencillos y de mayor calidad capaces de realizar mayor número de funciones. Una posible aplicación sería etiquetas de identificación electrónicas, (RFID).