Según investigadores del MIT, las nuevas técnicas de fabricación de sistemas microelectromecánicos (MEMS) están mostrando unos resultados muy prometedores y podrían llegar a reducir considerablemente el coste de los nanodispositivos, hasta una centésima parte del valor actual.
El mercado de los sistemas microelectromecánicos (MEMS), que ya en 2014 mostraba un valor de negocio de 12.000 millones de dólares, está dominado por apenas un puñado de dispositivos, como los acelerómetros que reorientan las pantallas en la mayoría de los teléfonos inteligentes. El motivo es, principalmente, que la fabricación tradicional de estos sistemas requiere unas instalaciones de fabricación de semiconductores muy sofisticadas y extremadamente caras. Por otra parte, los mercados disponibles para su comercialización no son lo suficientemente grandes como para justificar una inversión de capital inicial tan importante en su fase de producción, por lo que muchos MEMS que podrían ser de gran utilidad no llegan a encontrar financiación y acaban por desaparecer al llegar a la fase de desarrollo.
Sin embargo, dos trabajos publicados recientemente por investigadores de los Laboratorios de Tecnologías de Microsistemas del MIT parecen indicar que esto podría estar a punto de cambiar:
- En uno de los artículos, los investigadores presentaron un sensor de gas basado en MEMS, fabricado con un dispositivo de escritorio, que ha demostrado un rendimiento comparable a los de los sensores comerciales construidos en las instalaciones de producción convencionales.
- En el otro, muestran cómo el componente central de su dispositivo de fabricación de escritorio se puede construir fácilmente con una impresora 3D.
La combinación de ambos estudios sugiere que sería posible producir un tipo de sensor de gas basado en MEMS para su uso a gran escala por apenas una centésima parte del coste actual sin perder calidad.
Para lograr estos resultados, el dispositivo de fabricación de escritorio desarrollado por los investigadores del MIT elude muchos de los requisitos que encarecen la fabricación convencional de los MEMS. Entre otras cosas, su sistema de fabricación aditiva utiliza bajas temperaturas (por debajo de 60º Celsius) y no requiere vacío.
Otra de sus ventajas es la enorme rapidez de fabricación, dado que todo el proceso de principio a fin se realiza en apenas unas horas.
Fuente: MIT News