Según afirma el investigador Jonghwan Suhr, de la Universidad de Nevada, un estudio reciente podría dar lugar a nuevos materiales que imiten el tejido biológico y a músculos artificiales.
El profesor ayudante de ingeniería mecánica ha estado trabajando en la capacidad de los nanotubos de carbono para resistir al estrés reiterado y mantener su integridad estructural y mecánica, similar al comportamiento de los tejidos blandos. Aunque en la última década se ha investigado mucho sobre las propiedades mecánicas de las estructuras de nanotubos de carbono, este estudio es el primero en explorar y documentar su comportamiento de fatiga. “Si estos nanotubos pueden imitar a los músculos artificiales, algún día se podrían utilizar como tejido blando de la pared estomacal o incluso como tendones en el cuerpo”.
Suhr y un equipo de ingenieros nacionales probaron la capacidad de los nanotubos para resistir la fatiga construyendo un bloque de 2mm2 en el que se alinearon verticalmente millones de nanotubos. A continuación, comprimieron este bloque repetidas veces entre dos placas de acero; una vez cada 0,75 segundos durante más de 100 horas.
Tras 500.000 compresiones en las que los tubos aplastaron hasta un 75% de su longitud original, el bloque continuaba expandiéndose una y otra vez hasta casi alcanzar su forma original. La acción es similar a la capacidad de los músculos reales para volver a su forma original tras una serie de continuas contracciones y extensiones.
Algunos de los nuevos materiales se podrían utilizar para impulsar robots y miembros protésicos, así como en tejido artificial para implantes. Suhr está combinando ahora los nanotubos con diferentes polímeros, que controlan cuándo se estira un músculo artificial para mejorar su resistencia a la fatiga.
Fuente: The University of Nevada Reno