Consequencias de respirar nanopartículas

¿Qué ocurre si se inhalamos nanopartículas?

Unos científicos han realizado, por primera vez, un seguimiento del flujo de nanopartículas desde los pulmones hasta el torrente sanguíneo. Los investigadores del Beth Israel Deaconess Medical Center y la Escuela de Salud Pública de Harvard inyectaron nanopartículas fluorescentes en los pulmones de unas ratas y utilizaron técnicas de formación de imágenes del infrarrojo cercano para ver el movimiento de las partículas a medida que éstas se desplazaban por sus cuerpos. Los investigadores registraron hasta dónde pudieron viajar nanopartículas de diferentes tamaños, formas y cargas de superficie –y con qué rapidez– después de haber sido inyectadas. Esto puede proporcionar valiosas directrices para el diseño de medicamentos basados en nanopartículas.

El minúsculo tamaño de las nanopartículas las hace potencialmente útiles para la administración de fármacos. Un medicamento tiene que pasar por las barreras de los tejidos y repeler los ataques de las células del sistema inmunológico del cuerpo para, finalmente, entregar su carga terapéutica antes de abandonar el cuerpo con el fin de evitar una reacción tóxica. Los científicos están manipulando el tamaño, la forma y otras características de las nanopartículas para encontrar la combinación adecuada que les permita desplazarse eficazmente por el cuerpo.

Akira Tsuda, científico investigador principal de la Escuela de Salud Pública de Harvard, cree que los pulmones pueden ser un buen punto de entrada para los fármacos, dado que tienen un área de superficie extensa y fina a través de la cual los fármacos pueden acceder al resto del cuerpo. Sin embargo, los pulmones también tienen potentes mecanismos de defensa y están vigilados constantemente por las células del sistema inmunológico en busca de moléculas extrañas que destruir. Por el momento, se desconoce qué mecanismo exactamente permite que algunas partículas pasen a través de los pulmones, mientras que otras quedan atrapadas y son destruidas. La identificación de estos parámetros podría ayudar a los investigadores a diseñar fármacos más eficaces, además de proporcionar una mejor comprensión de los contaminantes ambientales.

Fuente: Technology Review


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