Una experiencia transcendente

Cuando vivíamos cerca de Birmingham, me hice socio de la sociedad de la orquestra de la cuidad de Birmingham (CBSO). A menudo asistía a los ensayos por la tarde en mi día libre de la semana (cuando Louis Fremaux fue el director). Antes de que nos mudáramos a Londres Fremaux tuvo una discusión con los directores de la compañía y se fue. La orquestra estuvo durante un año sin director oficial, aunque Erich Schmid hizo un ciclo de sinfonías de Beethoven. El entonces joven Simon Rattle se hizo director de música y una asociación sensacional entre un director carismático y una orquestra excelente (entonces poco conocida) empezó. Rattle dirigió las 7 sinfonías de Sibelius en su primera temporada y después las de Mahler. Nos mudamos a Londres en 1979, siempre fui a ver la CBSO con Simon Rattle como director cuando visitaba la capital. Entonces fue en una de esas ocasiones que vi la CBSO mas su coro presentar la segunda sinfonía de Mahler (la ‘Resurrección’) y fue una experiencia inolvidable.

La sinfonía tiene 5 movimientos. Mahler describió la primera como ‘ritos de funeral’ preguntando el porque de la vida. Las dos siguientes están en tiempo ternario. La primera de ellas con un típico ritmo de waltz. La cuarta introduce la canción hermosa ‘Ulricht’ en la cual se trata del camino de la alma muerta hasta la luz de dios. La solista fue la incomparable Janet Baker. Después el final fuerte, alto y largo…entonces empieza el coro susurrando levántense levántense. Cuando escuche esto por primera vez en el ‘Royal Festival Hall’ (apenas un sitio numinoso) me levante de mi asiento. Fue un momento verdaderamente espiritual y visceral.

Me emociono a veces en conciertos. Hay ocasiones cuando me levanto y grito ‘bravo’ al final. Pero en la situación que acabo de describir fue diferente. Fue un momento único y insuperable hasta ahora.

B.R.

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