sábado, julio 23, 2005

Los románticos españoles: Isaac Albeniz

Una vez visité el maravilloso paisaje que rodea el pueblo de Camprodon, en el lado español de Los Pirineos. Fue allí, en 1860, donde nació Isaac Manuel Francisco Albeniz. Le considero un personaje fascinante, y quiero utilizar mi espacio en Euroresidentes para esbozar su vida y música con mayor detalle.

Vivió una vida a veces dura, con muchos acontecimientos y inmensamente productiva. Cuando todavía era solo un bebé, su familia se trasladó a Barcelona donde, a una edad muy precoz, empezó a recibir clases de piano. Aprendió con tantó éxito que hizo su primera actuación en público con tan solo cinco años, y más tarde cuando su padre perdió su empleo con el gobierno de entonces, Isaac y su hermana empezaron a hacer giros por las provincias españolas para apoyar a la familia. Así empezó sus numerosos viajes como pianista en su país nativo y más allá. Su giro por Cuba y Puerto Rico cuando tenía quince años abrieron camino para giros por otros países hispanos, y también pasó varios años en Paris y Londres.

La conexión con Londres es interesante. Su representante – un hombre llamado Henry Lowenfield – estaba relacionado con teatro musical y le sugirió que Albeniz, que estaba entonces viviendo en Londres con su familia, compusiese una ópera cómica. Albeniz compuso “The Magic Opal” que abrió en el Lyric Theatre en Enero 1893 y tuvo bastante éxito. A través de esta obra, Albeniz conoció a Francis Burdett Money-Coutts, heredero de la inmensa fortuna de Coutts & Co. Money-Coutts (¡nombre apropiado!) escribía poesia y teatro como afición, y se convirtió en patrón único de Albeniz. Le convenció para que extendiese su obra de ópera, con la única desventaja que Money-Coutts escribió los algo torpes libretos.

Un ejemplo de la obra de Albeniz durante esta época es ‘Henry Clifford’ que tuvo su premier en Barcelona en 1895. Su gran obra con su mentor fue una trilogía basada en las leyendas del Rey Arturo. Una de estas tres obras, “Lancelot” estaba todavía sin acabar cuando Albeniz se murió, y nunca llegó a empezar la tercera, “Guenevere”. Pero después de cuatro años de esfuerzo pudo terminar la primera de las tres, “Merlin”.

Esta obra solamente ha sido interpretada una vez. Fue en 1960 en Barcelona, financiado sorprendentemente por la sección cultural del Club de Futbol de esa gran ciudad. Sin embargo, gracias al entusiasmo del director de orquesta español, José de Eusebio, Decca publicó una grabación de la obra en el año 2000 con la ventaja incalculable de la participación del maestro Placido Domingo. En su crítica sobre la grabación en el número de diciembre de la revista Gramaphone del mismo año, el veterano Edward Greenfield escribió: “la grabación es una revelación y enormemente agradable”.

…escribiré más sobre la vida y obra de Albeniz en el siguiente blog

B.R.