Esta iniciativa de armonización de sistemas de identificación digital surge como respuesta a la implementación de sistemas similares a nivel nacional en la mayoría de los estados miembros, como el DNI electrónico en España, con el propósito de facilitar el acceso a bienes y servicios, así como reducir los costes asociados a los procedimientos de identificación y autentificación electrónicas.
Además, el reglamento busca prevenir ciberdelitos relacionados con la usurpación de identidad y la violación de la seguridad de los datos personales.
Se espera por parte de los estados miembros, que estos se comprometan a proporcionar carteras europeas de identidad digital para uso de personas físicas y jurídicas que residan en territorio europeo.
Una de las principales novedades de esta modificación es la introducción del término «cartera europea de identidad digital», un medio electrónico que permite almacenar, gestionar y validar datos de identificación de forma segura, facilitando la identificación y autenticación electrónica transfronteriza.
Inicialmente, el uso de estas carteras será voluntario, y su no utilización no acarreará penalizaciones, permitiendo acceder a servicios públicos y privados mediante otros sistemas de identificación disponibles.
En resumen, este reglamento representa un paso dentro de la Unión Europea para armonizar los sistemas de identificación digitales, ofreciendo igualdad entre los ciudadanos de los estados miembros y garantizando la protección de datos y la privacidad sin depender de proveedores comerciales privados.