viernes, noviembre 17, 2006

TAROT

Autor: Alejandro Jodorowsky
Titulo: Yo, El Tarot.
Editorial: Siruela, S.A., 2004 . Colección Libros del Tiempo nº 191
ISBN: 84-7844-819-5


EL TAROT

Fantástica obra poética de Jodorowsky. El Tarot, lo esotérico, lo oculto y reservado, lo que se aprende con el tiempo regalado desde las profundidades del ser. Este libro, acompañado por La Vía del Tarot, que también se reseña, forma un compendio de lo que para mi, sin ninguna duda, es una obra equiparable al I Ching.

Poesía que le arranca a lo oculto perlas que pertenecen a la tradición oral para ponerlas en papel y ser vistas, palpadas, acunadas entre las manos. Es como tocar una parte de lo último, del después y del ahora, de lo que fue. Una suma, toda una suma, pues el Tarot suma, no resta, como dice Jodorowsky.

Creación, poiésis griega, el mensajero de lo esencial haciendo de todos los caminos mi camino: LE MAT, EL LOCO. La carta cero, el inicio del Tarot. El Loco empujando hacia el fin, lo último, hasta LE MONDE, EL MUNDO, la carta número XXI: “donde has aprendido a servir, donde has aprendido a amar, donde has aprendido a crear, donde has aprendido a vivir.”.

Este libro, Yo, el Tarot, está plagado de poesía mántrica, para ser recitada en silencio, mientras se observa, pues de eso se trata, de observar, de mirar una y mil veces y un millón de veces la misma cosa, que cambia y cambia sin parar. Descubrir es la palabra.

Carta a carta Alejandro nos invita a ser lo esencial, a transgredir los rituales de la mente, a abrir los ojos cada vez más lejos, a unir los opuestos. Recitaciones que retumban en la cabeza diciendo: “la ley que dicto la obedezco yo primer;, te enseño a darte aquello que mereces; expulso a los jueces implacables y curo sin castigar;….no irás por los senderos de los otros, engendrarás tu propio camino; sólo trabajarás en aquello que te cambie.”

Y así nos sigue llevando con su verbo por caminos que emocionan, por caminos por los que todos hemos pasado y pasaremos, una y mil veces: “ caminando hacia dentro vuelvo a mi propia fuente (el Ermitaño, L´hermite, carta VIIII); aprendiendo a callar encuentro en mi mismo lo que ha sido olvidado; acepto los fracasos; no pidas que te amen, tu eres el amor.”

Toda una viva y una muerte para ser vividas: “la muerte y el nacimiento son cambios aparentes; no sólo el mundo va cambiando sino también el ojo que lo mira; obtengo la ignorancia de mi misma, que es el conocimiento del mundo; la mente debe extinguirse a sí misma.”

Un libro para tener, para guardar, para mirar, un libro al que sonreírle pues es reconocer en momentos de búsqueda y angustia y crecimiento que lo que buscas está en ti, siempre ha estado en ti. Vicente Corona