Impacto de los nanotubos de carbono en el sistema inmunológico

Un nuevo estudio indica que la inhalación de nanotubos de carbono puede suprimir el sistema inmunológico. Los resultados reavivan la preocupación de los que trabajan en la fabricación de estos materiales.

Los nanotubos de carbono son láminas de grafito enrolladas miles de veces más finas que un cabello humano. Debido a su enorme resistencia y a que son buenos conductores eléctricos, son ideales para una amplia variedadde campos, desde la ingeniería a la medicina. Sin embargo, resulta preocupante el hecho de que tengan una forma similar a la de las fibras de asbesto, que se sabe causan daños en los pulmones.

Por ello, los científicos están intentando averiguar si los nanotubos producen algún efecto adverso en la salud humana.

En el nuevo estudio, realizado con ratones, los investigadores descubrieron que la inhalación de nanotubos afecta al funcionamiento de los linfocitos T, un tipo de glóbulo blanco que dirige al sistema inmunológico para combatir las infecciones.

Uno de los mensajes implícitos es que no hay que estudiar solo los efectos en los pulmones, señaló Jacob McDonald, del Lovelace Respiratory Research Institute en Albuquerque, Nuevo México, quien dirigió el estudio. «Estos nanotubos parecen tener, sistemáticamente, una respuesta interesante –sutil, pero significativa– en diferentes sistemas de órganos que requiere un estudio detallado», añadió.

En la revista Nature Nanotechnology, los investigadores señalaron que aunque es poco probable que los nanotubos supongan un riesgo para el público general una vez incorporados a los productos, es más probable que las personas que trabajan en su producción y procesamiento se vean expuestas a cantidades mayores durante un período más largo de tiempo. «Una disfunción inmunológica es una preocupación para los que trabajan en este sector», señalaron.

En su experimento, el equipo de McDonald expuso los ratones a nanotubos en suspensión adquiridos comercialmente, durante dos semanas, seis horas al día.
«El límite ocupacional establecido [para personas] es una concentración de 5mg por metro cúbico de aire», señaló McDonald. «La cantidad que dimos a los ratones fue de 1mg por metro cúbico, que probablemente es más alta que la que recibiría un humano si hay una buena tecnología de control donde trabaja».

Según Thomas Faunce, director de Globalisation and Health Project y profesor asociado en el College of Law and Medical School de la Universidad Nacional de Australia: «Hay que ser cauto y no reaccionar de forma exagerada ante lo que es en cierto modo un resultado preliminar, pero si esta investigación se confirma en estudios posteriores, ganará fuerza la necesidad de una regulación de exposición específica para estas nanopartículas».

Fuente: The Guardian Science


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  1. Anónimo 15 años ago

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