Anécdotas de Cervantes y su supuesto retrato

La vida de Miguel de Cervantes está repleta de anécdotas, como su falta de recursos a pesar de la fama de sus obras o la indiferencia con la que lo trataban los escritores de éxito de la época como Lope de Vega o Luis de Góngora. Pero la mejor anécdota de todas es la de supuesto retrato.

anecdotas y supuesto retrato de Cervantes

Murió pobre de solemnidad

Cervantes vivió una larga vida llena de azarosas situaciones, la mayoría de ellas desfavorables para él e incluso para su familia.

Murió en 1616, de diabetes o de arteriosclerosis, enfermedades largas e invalidantes en aquellos años. Y murió famoso, pero pobre de solemnidad, como lo había sido casi toda su vida.

Sus obras le habían proporcionado fama, pero no desahogo económico, ni la tranquilidad decorosa del dinero justamente obtenido. Y es que los negocios editoriales de los siglos XVI y XVII siempre iban a favor del editor y no del autor.

 

La anécdota de los diplomáticos ingleses

Es conocida la anécdota de unos diplomáticos ingleses de visita en la Corte madrileña, bien a finales de 1615 o principios de 1616. Estos manifestaron su deseo de conocer al autor de la historia de Don Quijote que tanto éxito había tenido en Inglaterra desde que se tradujo al inglés en 1612.

Le visitaron en su casa, encontrándole ya muy enfermo y desmejorado, aunque eso lo sabían. Lo que no sabían, y les sorprendió negativamente, fue que un hombre tan señalado viviera con tantas estrecheces económicas, situación que debió resultar tan evidente como para mostrar su perplejidad en comentarios verbales y en las cartas que escribieron desde Madrid.

La extrañeza derivaba del hecho de que no tuviera un mecenas, un noble protector que le diera amparo en su enfermedad y vejez; y, más que alguien de la nobleza, les extrañó que no fuera el propio Rey quien se preocupara de tan gran hombre. Y comentaron la diferencia con Inglaterra, donde habría gozado de una situación bien diferente, rodeado de honores y riquezas.

 

La indiferencia de los escritores importantes coetáneos

Este desamparo material es reflejo de la indiferencia con que, en general, la sociedad de su tiempo pagó a Cervantes. Sí que es es verdad que Quevedo lo valoró y puede que le respetara, pero los escritores importantes del siglo, en especial Lope de Vega y Góngora, le tuvieron celos e inquina. Su nombre era conocido, sus obras se leían, pero los que de verdad importaban… le ignoraban.

 

El supuesto retrato de Cervantes

La indiferencia social está también presente en la falta de imágenes de Cervantes que sean incuestionables: no hay ninguna cierta. Vamos a explicarlo.

Casi todos tenemos en mente una imagen de Miguel de Cervantes, con su gorguera, su barba punteaguda y tan parecido a la imagen ideal de Don Quijote que parecen intercambiables.

supuesto retrato de Cervantes atribuido a Juan de Jáuregui

Esta imagen icónica de Cervantes es la del retrato realizado por Juan de Jáuregui a principios del siglo XVII (1605-1607?), al que se refirió el propio autor en el Prólogo de las Novelas Ejemplares (1613), por lo que es esa fecha el retrato ya debía estar finalizado.

Hasta 1910 este retrato estuvo sin localizar y, desde entonces, es el que aparece acompañando casi todas las ediciones y referencias cervantinas. Este retrato ha permanecido desde 1910 en la sede de la Real Academia Española de la Lengua y no había salido nunca de allí… hasta 2016, momento en el que ha sido trasladado a la Biblioteca Nacional de Madrid para presidir la Exposición sobre Cervantes en conmemoración al IV Centenario de su muerte y donde ocupa un lugar de honor, especificando el nombre del autor… pero señalando: «Supuesto retrato de Cervantes«.

 

¿Qué se sabe de este retrato?

No hay ninguna duda sobre la autoría del mismo, ni sobre las fechas aproximadas de su composición. También sabemos que era el pintor especializado en los retratos de los autores de la época y que dichos retratos eran reproducidos en las ediciones, satisfaciendo la curiosidad de los lectores sobre la fisonomía y aspecto del autor.

 

¿De dónde, pues, proceden las dudas?

Una vez más, de la ironía y socarronería del propio Cervantes.

En el Prólogo de las Novelas Ejemplares nos dice que «si algún amigo quisiera, como es uso y costumbre, grabarme en la primera hoja de este libro«, en ese caso, «bien pudiera acudir a Don Juan de Jáuregui«.

No está diciendo que acudió ni que quiere que acuda, sino que podría acudir. No es algo que ha ocurrido, no es un hecho, sino una posibilidad que, a continuación, descarta con humor. Además, añade que «se queja» de ese amigo y que no le ha gustado nada la sugerencia del retrato, como tampoco le gustan ni los elogios excesivos ni los vituperios. Añade que «para inventar, se basta él solo«.

Se ha señalado que este solapado ataque a las intervenciones de «amigos excesivos» y a los «retratos» podría ser una crítica a Lope de Vega, tan vanidoso y seguro de sí mismo que sí pudo recurrir a los pinceles de Jáuregui y a las alabanzas desmesuradas de sus seguidores, lo que bien pudiera ser motivo suficiente para que Cervantes rehuyera de situación semejante.

Y añade Cervantes con ironía:

Esta ocasión (la del retrato) se pasó y yo he quedado en blanco y sin figura. Será forzoso valerme por mi pico.

Todo lo anterior parece desmontar la teoría de que el retrato sea del natural.

¿O sí que lo es y Cervantes, a pesar de ello, se burla de esa costumbre y rehuye cualquier paralelismo con sus rivales literarios?

Otro misterio para la posterioridad.

2 Respuestas

  1. Trini 6 años ago

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